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Una foto, un deseo, una invitación a la proyección

 

Pasaron las elecciones, nos queda la última selección final. Más allá de la definición por penales, ha quedado en evidencia la madurez de la sociedad para hacer uso de la única herramienta ciudadana que -también- hemos elegido los argentinos: las urnas.

Lamentablemente, por una sumatoria de circunstancias, la participación ciudadana se resiente, se resiste, se limita, se restringe. Los escenarios participativos, las toma de posición pública, las adhesiones, las agrupaciones, van dando lugar al no lugar del espacio público. Nuevamente los decires, expresiones y nuevas visiones del no te metas, se repliegan al espacio privado. Solamente los activos participantes de los espacios políticos asumen la responsabilidad de representarnos a todos y decidir los discursos públicos a nombre de un segmento de la sociedad; muchos, como en el último tramo, abocándose a campañas sucias.

A aquella participación, hay que agregar la realizada en entidades representativas, de tipo gremial o sectorial. El resto se limita a acciones de participación limitada en alguna ONG que tienda a paliar algunas de las ausencias no contempladas por los armadores de los discursos hegemónicos de la política.

No hay medios ni aparatos hegemónicos que orienten a la población. Hay una clase dirigencial que se somete a los mandatos de las encuestas y de algunos medios (el que represente a su sector, porque hoy hay para cada gusto), como si de un Vito Corleone se tratara, o un patrón de la esquina, o la bendición de don Tinelli. Olvidan que la agenda de temas se construye.

Algunos hablarán de dos modelos de país... casi como la teoría de los dos demonios. Otros veremos un pueblo que elige, que corta boleta, que observa desde lejos. Ha quedado en evidencia, castigando a los salteadores (como quieras interpretar el término) de la política, beneficiando a los que han hecho los deberes, o los que han ganado en la construcción de opinión pública. Y como buenos alumnos, los del podio llevarán la bandera, al menos la de buen compañero.

Otra cuestión que se evidencia, además del enorme fracaso de las encuestas, es que la ciudadanía está reclamando su propia agenda. Una de ellas es el hartazgo de la agresión.

En Bolívar pudimos observar una campaña muy responsable y con mínima o nula agresividad. La gente lo percibió, y por eso dio lugar a una lectura del carácter propositivo. En aquél escenario privado, se comentaban las buenas y malas del intendente, las propuestas de tal o cual candidato. El ciudadano escuchó, comparó, eligió. Siempre en la elección final juegan numerosos factores: que el oficialismo no se lleve todo, que se quiere un Concejo más plural, que si arriba voto a tal en lo local quiero uno distinto. El monocolor pareciera comenzar a molestar en un amplio sector de la sociedad. Otros jugaron al todo por el todo, a reforzar sus ideas a como dé lugar.

Punto. No final.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La cuestión local, oportunidad de transformación

Si no promovemos una revolución, es el ámbito local el más propicio para generar los cambios. Las razones son obvias; la principal es la cercanía a la dirigencia.

Como se dijo, nuestros candidatos compartieron el espacio público en un ámbito de respeto, tolerancia y de carácter propositivo. El debate organizado por el Instituto 27 (ISFDyT nº 27), los mostró en un clima de cordialidad, donde coincidieron en muchos aciertos y propuestas, siempre para mejorar.

Pasaron las elecciones, y llega la foto en cuestión (Facebook del Intendente). Los candidatos de Cambiemos concurrieron a la sede del FVP para saludar a los victoriosos. En la foto, Ricardo Criado, Gustavo García, Julio Ruíz y Javier Palacio rodean a Eduardo "Bali" Bucca. Posteada en las redes sociales, muchos ciudadanos decidieron viralizarla, compartirla, con un mismo sentimiento: "eso es lo que queremos ver".

Ha quedado claro. La diferencia es aceptada, el desencuentro no. Y al observar aquella imagen, más los comentarios que fueron reproduciendo los internautas, vuelve a cobrar relevancia la necesidad de restablecer los diálogos, de enfatizar el respeto por el otro, de encontrarse, aún desde la diferencia. De la misma manera, la mayoría de los ciudadanos virtuales se mostraron en contra de las versiones más agresivas de alguno de los militantes.

Qué oportunidad, qué cuadro ofrece aquella imagen que rescataron los ciudadanos. E inmediatamente resurgen ideas de conformar mesas de trabajo conjuntas, de retomar conceptos como planes estratégicos, asambleas ciudadanas, marcos participativos... un proyecto común.

Es que los candidatos y sus colaboradores han recorrido el mismo camino. Se han entrevistado casi con la misma gente. Han hallado los mismos problemas. ¿Qué esperar para tomar lo mejor de cada uno y ponerse a trabajar en conjunto? ¿Cuánto hay que reclamarle a la democracia para proponer instancias superadoras? ¿Por qué no aunar esfuerzos en un mínimo proyecto a mediano plazo? Cada uno, por separado, ha visualizado el Bolívar del futuro, pero según su propia perspectiva. Cada elección representa una sumatoria de proyectos que quedan olvidados, o que son retomados años posteriores. Sin embargo, con algunas modificaciones, las propuestas a las soluciones necesarias tienen cuestiones comunes: educación, salud, producción, desarrollo, seguridad, y alguna más.

Volvamos a la foto de los candidatos que han sumado casi el 90% de las voluntades de los bolivarenses. Pensemos en la potencialidad de un trabajo conjunto entre ellos para buscar soluciones para nuestros emprendedores; en la riqueza de ideas para proyectar ese Bolívar a una década, que exceda las coyunturas y los mandatos circunstanciales. ¿Por qué no diseñar un proyecto comunitario que tenga como destino establecer las condiciones necesarias para ese mentado desarrollo? ¿Qué es necesario invertir para ese proyecto? Pensando desde lo que nos ocupa en la ocasión, la producción, bien se ha entendido que generar energía suficiente es una prioridad, establecer una Zona Industrial Planificada es otra. Pero el mundo se mueve al ritmo del capital cognitivo. ¿Cómo anticipar los recursos humanos que demande la próxima generación de bolivarenses? ¿Cuál será el promocionado desarrollo con valor agregado en origen? ¿Qué conocimientos requiere el mercado? ¿Qué capacidades? ¿Cuáles las profesiones a incluir en nuestras carreras? ¿Qué oficios hay que fortalecer? ¿Es necesario establecer objetivos por etapas?, entonces, ¿cuáles las prioridades? ¿Cuáles son las proyecciones de los emprendedores, qué protagonismo tendrá el Estado municipal, cuáles las posibilidades de los ámbitos educativos, qué piso tecnológico existe?

En definitiva, la definición y la acción necesaria para trabajar con generosidad, sosteniendo un proyecto sostenido en el tiempo, que pueda aprovechar las oportunidades coyunturales, pero que pueda continuar si aquellas no aparecen. Ya hemos aprendido la lección, no hay salvadores, ni hay lugar para "milagros". Los países que crecen planifican, educan, innovan, generan oportunidades. Ya conocemos que el espacio geográfico se construye, no está dado, sino que obedece a una intencionalidad, en el que actores públicos y privados trabajan en conjunto, porque el fin es el crecimiento de la sociedad a la que pertenecen.

La foto es un disparador, depende de los dirigentes, sus seguidores y la construcción ciudadana, la posibilidad de exigir la inclusión de la sociedad -actual y futura- en las decisiones políticas.

Marcelo Chillón

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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