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Los malos hábitos que afectan nuestra productividad

 

Así como existen hábitos que hacen que nuestro emprendimiento sea más productivo, también están aquellos que producen lo contrario y atentan directamente con el desarrollo de la actividad que realicemos.

La idea del artículo es poder identificarlos, sin pretender una verdad y un agotamiento de los mismos, a fin de brindar herramientas que ayuden al emprendedor. Ser consciente de ellos y buscar la forma de cambiarlos hace a la buena administración, tan necesaria como la misma idea motora.

 

Comenzar con un buen descanso, es decir dormir lo suficiente es básico para convertirnos en una persona productiva. Lo recomendable es acostarse a una misma hora, para que el organismo se acostumbre y genere un hábito de despertarse también a una concreta. Siempre es necesario descansar entre 7 u 8 horas diarias, permitiendo comenzar el día con energía y la mente preparada para rendir lo suficiente.

También es importante la alimentación, ambas contribuyen a la salud, y por lo tanto al desempeño laboral. Si comemos comida chatarra, al tardar más en digerir, necesitamos energía para hacerlo, restándole las mismas a nuestras tareas. Como siempre, una alimentación equilibrada y saludable, mantener las cinco comidas, incluir todos los integrantes del óvalo alimentario, reduciendo grasas, dulces y salados.

También desde una mirada saludable, la práctica deportiva contribuye a proporcionar energía para transitar las jornadas laborales, mejorando el peso, disminuyendo el riesgo de adquirir enfermedades, disminuyendo el estrés y mejorando la calidad del sueño. Definitivamente se trata de mejorar la calidad de vida.

Siempre terminar las tareas empezadas antes de comenzar con otra, todo ello conlleva a atrasar actividades. Buscar la perfección también lleva a retrasar la agenda de trabajos, con hacer bien cada actividad, estará bien.

El orden y limpieza es una consigna fabril: oficina, escritorio, agenda, computadora, todo ordenado. Si necesitás algo, tenés que encontrarlo con rapidez, sean las carpetas digitales o los papeles en biblioratos, la idea es no perder tiempo.

Asimismo, un espacio desordenado aumenta el estrés y genera sensación de incomodidad en el trabajo, ambos contrarios a la productividad.

La multitarea ha de eliminarse. A veces entendemos que comenzando muchas actividades a la vez, terminaremos más rápido, pero eso nos dispersa, desconcentra y lleva a un trabajo de peor calidad. A su vez, está comprobado que demanda mayor tiempo. Por lo tanto, siempre se trata de hacer una tarea a la vez y terminarla antes de comenzar con otra.

Anular las notificaciones tecnológicas para evitar la desconcentración, o poner horarios. La tentación de conocer todas las novedades que suceden a través de las redes sociales a las que tenemos que estar, los llamados telefónicos, los mensajes de texto u otras comunicaciones electrónicas, suman a lo largo de la jornada un tiempo muy valioso, y que su atención, contribuye al caos y la desorganización.

El me conecto un ratito sabés que no sirve. Necesitamos utilizar la tecnología a nuestro favor, no para distraernos, leer algo de nuestro interés o visualizar las redes sociales. Determinemos un tiempo para ello para no perder tiempo en Internet, es parte de la organización.

Aprender a decir que no es necesario para poder organizar el tiempo. Si accedemos a todas las demandas, a decir sí, nos sumamos al caos improductivo.

Así como se organiza el trabajo, también han de hacerse los recreos. Los descansos convienen realizarse al final de las actividades, o como en la escuela, cada una hora mantener unos cinco minutos de distracción. Igualmente cada uno conoce sus ritmos y puede buscar alternativas, pero continuar sin parar contribuye a aumentar el cansancio, el estrés y una disminución notable de energías.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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