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Cuadrado: El sodero de una vida

“Al cliente hay que atenderlo bien porque es para toda la vida”. Jorge Cuadrado lleva 53 años al frente de su emprendimiento, la sodería que supo adaptarse al mercado y producir agua purificada.

 

Jorge Raúl Cuadrado siguió el emprendimiento de la sodería que comenzó su padre. Su primer trabajo, desde muy chico, donde fue el de repartidor.

Cuadrado, se inició como sodero hace 53 años, allá por el año 1966, cuando sólo tenía 14 años. “Empecé con mi viejo haciendo el reparto, como quien diría jugando, porque mi vieja tenía una despensa chica donde se vendía mucha soda. Así fue que mi viejo consiguió una máquina de soda de un solo pico y de un tubo, a través de un muchacho amigo y nos iniciamos como soderos”, relató.

El crecimiento fue bastante rápido y llegó un momento de venta de mucha soda por aquellos años. La fábrica, en donde se hacía todo el proceso, comenzó en la misma casa paterna de Jorge, donde hoy vive. “Más adelante en el tiempo, compró un terreno a la vuelta de la casa, sobre calle Roca 183, donde actualmente está la sodería”. 

Por entonces se vendía mucha soda, había en Bolívar siete soderías y todas trabajan bien. “Ahora quedamos tres y creo que hacemos uno solo de esa época en cuanto a producción y ventas”, referenció el propio Cuadrado.

En la sodería, Jorge quedó a cargo hace 35 años que fue cuando se retiró su padre, coincidente con el inicio en  la caída de la venta de soda; oportunidad en que se volcó a un nuevo emprendimiento, sin dejar de lado la sodería que fue la venta de agua purificada en bidones. Explicó que “el proceso para purificar es complejo porque yo tengo todo el equipo completo, el que consta de un ablandador, la osmosis, ozonizador, pasa por el carbón activado, el infrarrojo y los análisis, que se hacen una vez por año, salen todos bien”, explicó.

 

El servicio a domicilio genera un plus extra con el cliente; pero Cuadrado también destacó otro punto importante, que se daba mucho en otros tiempos y “pasa por la confianza con el vendedor”.

Al poco tiempo de la instalación de la máquina, fueron los propios vecinos que empezaron a pedir que les llevara soda. “Comenzó todo como algo muy pequeño, y del boca en boca, nos fuimos agrandando de a poco”.

De aquél trabajo con su padre, durante la adolescencia, recordó que “era bravo porque tenía que hacer algunos negocios. Iba al boliche de Neo Fernández, que estaba en la esquina de la Cooperativa Eléctrica, que se llamaba El otro mundo; en la otra esquina estaba La Maquinita, de Peluso Contreras y dos cuadras más adelante, estaba el negocio de los hermanos García. Salíamos el lunes a hacer el reparto y entre esos tres clientes se vendían veinte docenas de sifones que, en ese entonces, eran de tres cuartos de litro y venían en cajones de madera, por eso era bravo, porque había que hacer mucha fuerza y más el día que llovía, esos cajones pesaban una tonelada”, interpretó.

En ese tiempo, ponderando la segunda mitad de los años sesenta, principios de los setenta, la ciudad se caracterizaba por otra fisonomía e idiosincrasia. “Era todo calles de tierra, cuando llovía lo más normal era quedarse encajado. Recuerdo que sobre la 3 de Febrero era todo tierra y había que andar esquivando los pozos. Cerca de la escuela N° 2, a mitad de cuadra, siempre se hacía una laguna terrible y teníamos que cruzar; pero a veces, había que andar por arriba de la plaza porque era imposible pasar y, como esa laguna, había muchas más en otros lados”, relató entre recuerdos.

El crecimiento de la incipiente sodería fue bastante rápido y llegó un momento de venta de mucha soda por aquellos años. La fábrica, que se inició en el mismo hogar familiar; lo que hoy se convirtió en el lavadero, años atrás era la fábrica. “Más adelante, yo compré un terreno a la vuelta de esa casa, sobre calle Roca 183, donde hoy está la sodería”, contó. El primer reparto lo hacíamos en una camioneta Chevrolet 34, después pasaron a un camión Chevrolet 36 hasta llegar a una camioneta Dodge.

Al retiro de su padre, el emprendedor quedó al frente del comercio, lo hizo en el momento del auge de la venta de soda, “donde llegamos a vender más de 40 docenas de sifones por día. Hoy, sí vendés 15 docenas por día es mucho”, comparó Cuadrado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al analizar el período en que decae la comercialización de soda, Cuadrado lo atribuyó “a la venta de gaseosas baratas y también al mayor consumo de cerveza”, oportunidad que aprovechó para volcarse a un nuevo emprendimiento, sin dejar de lado la sodería. “A mí me mandaban desde un tiempo atrás, todos los meses, una revista que se llamaba Todo Agua donde venían los procedimientos para purificar el agua. Había un ingeniero que me llamó la atención por lo que decía, porque elaboró un mapa de la provincia de Buenos Aires donde estaba Bolívar como un lugar donde había mucho arsénico, junto a Trenque Lauquen, Pehuajó y toda esa zona. Porque de Olavarría hacia el otro lado, tienen problema de plomo en el agua y no de arsénico como nosotros”, observó Cuadrado.

En ese momento, Cuadrado se puso en contacto con el ingeniero para asesorarse y montar algo pequeño, no muy grande porque no sabía cómo iba a funcionar. “Así fue que me decidí a empezar con el agua. Por ese entonces, estaba el dólar uno a uno con el peso y emprendimos ese nuevo desafío, que hoy cuenta con todo el proceso pleno en complejidad, análisis y normativa, tal como expuso.

Al respecto del proceso de elaboración, expuso que es mucho más difícil y complejo el del agua, comparándolo con el de la soda. “La soda es el agua y el tubo de gas, mientras que para el agua hay muchas más cosas y es más complejo todo. Hay que desinfectar bien los bidones, lo que sí teniendo todo en condiciones, es más rápido producirla, lo que puede llegar a unos 50 bidones por hora. También, tiene que ver con la capacidad del recipiente, porque en un bidón entran 20 litros mientras que en un sifón un litro y medio. El sistema es mucho más rápido”, concluyó.

 

Más allá de los cambios que se fueron dando con el correr de los años, Cuadrado recordó con agrado la primera época del trabajo en la sodería, de la cual, le quedaron infinidad de anécdotas. “Hoy, con el modernismo, necesitas boletas electrónicas, el email y otras coas que antes no existían, más allá de las anotaciones en un cuaderno o una boleta común. Antes era mucho más fácil”, expuso.

Consultado si la venta de agua en bidones reemplazó a la venta de soda, Cuadrado respondió que “antes yo tenía la soda y como suplemento el agua. Ahora es al revés, se vende más agua que soda. Hoy, la soda se puede comprar en cualquier lado, viene en envase descartable. Tengo también, para hacer la soda descartable pero ya a esta altura no quiero emprender algo nuevo, como también podría hacer agua destilada; pero ya a la edad que tengo y con el problema de salud no quiero más nada, ya con lo que tengo está bien”.

 

Hoy, la sodería conserva clientes desde su inicio. Cuadrado recordó “a Beltrami; la familia de Carlitos Pereira, de la panadería, que hoy me sigue comprando Lupín y así muchos más. Hay muchos clientes que dejaron de comprar soda pero me siguen comprando agua”.

El servicio a domicilio estuvo siempre muy vinculado a la confianza, “antes iba a la casa de un cliente y si no estaba te dejaban la puerta abierta o la llave debajo de una maceta, se establecía esa relación en la que uno iba y entraba, hoy ya eso prácticamente se terminó”.

Mantener la clientela durante tantos años pasa por cuestiones de buen carácter y cumplir, Cuadrado observó que “al cliente hay que atenderlo bien porque es para toda la vida, hay que tratarlo bien, cumplir los horarios y lo que se promete. Afortunadamente yo tengo conmigo un pibe (El Colo) que lo voy formando y ya sabe todo. Hace diez años que está en esto, desde que yo tuve un problema de salud y no puedo hacer nada, él ya hace la soda, envasa y todo del resto. Yo voy y lo acompaño en el camión, porque es algo que me sirve para estar con el cliente y no estar en mi casa mirando televisión, además también de ser una distracción”.

Contacto: calle Roca 183, teléfono 42 6818 ó 15626736.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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