Invecq le pone la mirada campo en el traspaso económico

 

 

 

Al cierre de la edición Alberto Fernández será el nuevo presidente de la República Argentina. La conocida consultora Invecq Consulting SA recordó que, más allá de Martín Guzmán, casi nada se conoce del programa económico que se implementará.

Para la empresa que lidera Esteban Domecq, Guzmán desembarca desde la Universidad de Columbia (EEUU) con dos frentes inmediatos a resolver, el fiscal y el financiero. El último informe de Invecq afirma que el financiero induce a pensar con “cada vez más fuerza la idea de postergar todos los pagos de capital e intereses al menos por dos años. En ese lapso, la economía habría recuperado el crecimiento y estaría en mejores condiciones para hacer frente al cumplimiento de los compromisos de deuda”. Pero, agrega, “no se explican los mecanismos por los cuales en dos años la economía argentina estaría creciendo, más aún teniendo en cuenta que no lo hace de forma sostenida desde hace ya diez años. A su vez, el frente fiscal sería atacado con un aumento significativo de la presión tributaria, lo que, al menos a mediano plazo, atenta contra una actividad económica más dinámica”; (NdeLR) sector que se ha visto gravemente afectado por el programa económico del gobierno que termina su mandato.

Agrega que durante el gobierno de Macri se “bajó la presión tributaria nacional en tres puntos del PBI. Recuperar esta recaudación sería al menos la base del nuevo programa fiscal”, que sin escenario posible hace que se vuelva “a hablar de las retenciones a las exportaciones como un aportante de recursos”.

Apelar a las retenciones no implica volver al 2008, sino que “no puede esperarse mucho más que lo que se tiene hoy de las retenciones”, dado que ese es el año “récord de recaudación por derechos de exportación”, momento en que generó el equivalente al 3,1% del PBI para las arcas públicas, cayendo sostenidamente hasta el 1,3% en 2015, salvo el 2017 cuando se habían eliminado las retenciones. En el año en curso esa recaudación llegará al 1,6% del PBI (como en 2013), sin embargo, creer que aumentar las retenciones implique volver al 2013, es erróneo, “las condiciones de precios internacionales y de tipo de cambio real son muy diferentes a las de aquel período”.

 

Invecq justifica sus argumentos comparando tres productos básicos del campo: trigo, soja y maíz. En el contexto “ninguno de los tres se encuentra actualmente en una situación de ingresos extraordinarios como insinúan varios integrantes del gobierno electo”, coincidiendo en que el salto cambiario del año pasado aumentó el precio en pesos para los productores, pero que no es “no es comparable con la situación 2002-2008 cuando el tipo de cambio real era significativamente mayor al actual”, sumado a un período inflacionario que devora las devaluaciones que se han realizado. Más aún, “dado que el programa del nuevo gobierno incluye un control fuerte sobre el mercado de cambios, en los próximos meses se volverá a atrasar el dólar, deteriorando el poder adquisitivo del ingreso de los productores”.

También se espera que “la reacción de los productores no se hará esperar”, por lo que un aumento en las retenciones trae como consecuencia directa caída de la superficie sembrada, una menor inversión en tecnología,y una reducción de la producción. Para los economistas de Invecq existe una inconsistencia macroeconómica, pues “gravar con mayores impuestos a un sector generador de divisas para gastarlo en sectores demandante de divisas no ayudará a relajar la restricción externa sino todo lo contrario: la escasez de dólares que enfrenta Argentina desde fines de 2011 podría intensificarse”.

Otra consideración de la consultora es respecto a la idea del control de los pecios internos, donde la carne vacuna siempre aparece en la mira. Sin embargo, “desde diciembre de 2015 puede observarse que la carne vacuna ha aumentado menos que el promedio de los precios de la economía”, por lo que haría planchar aún más sus valores.

En definitiva, Invecq entiende que a “mediano y largo plazo, sería importante que de una vez por todas se genere un consenso político sobre la necesidad imprescindible de incrementar las exportaciones argentinas de todos los productos posibles y de los efectos nocivos de la implementación de impuestos que recaen sobre los ingresos brutos de los productores”.