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Cocinando humanidad

 

Ana Paula Iglesias vuelca en su cocina saludable su propia historia, la espiritualidad, las culturas embebidas, la formación académica y la búsqueda hacia el interior.

 

Ana Paula Iglesias supo hacer de su estilo de vida un emprendimiento en Bolívar.

El presente la encuentra en su ciudad natal luego de haber vivido en distintas partes del mundo. Cocinar es parte de su terapia y los alimentos que ofrece traen consigo una filosofía de vida que rompe con los estilos convencionales.

 

Alimentación saludable

Desde Mamana se ofrece panadería y pastelería con materias primas saludables en base a harinas no refinadas, tanto blanca como integral, se elaboran los alimentos con cultivos agroecológicos provistos por productores/as de la Feria Verde. Las sales, azúcares y aceites tampoco están refinadas y la miel es un elemento clave en la cocina de Ana Paula que busca, en todo el proceso, llevar el tenor graso al mínimo posible. Además la masa se trabaja con elementos producidos por la misma emprendedora como frutas disecadas, pasta de nuez o de maní, dulces caseros elaborados con pectina, presente en cáscaras y carozos para bajar el agregado de los azúcares y resaltar su sabor.

Una parte de la Ana Paula que confluía en la hotelería, el arte y la comida, empezó a desmenuzarse para devolverle a Bolívar un poco de la experiencia que le había brindado muchos años antes. “Después de separarme del papá de mi nene me vine a Bolívar presionada por las circunstancias, enferma de estrés y tenía que comenzar totalmente sola mi primer proyecto independiente. Necesitaba al menos seis meses sabáticos para replantearme y así fue como empecé a sentirme mejor aún sin saber cómo iba a hacer para trabajar acá”. Así comenzó el ciclo “Cronos con condimentos”, en el bar local que duró dos años, donde todos los artistas tenían espacio los jueves para mostrarse y vender sus obras. También desarrolló “Cultura Encuentro” en La Vizcaína, un paseo gourmet a los sentidos, donde la gastronomía y el arte ofrecían momentos únicos.  Más tarde realizó “Café con aroma de mujer” en el mismo espacio, por las mañanas, momento en que Ana Paula siente que comenzó en concreto con Mamana Alimentos a partir de experiencias breves pero inolvidables. “Yo siempre sostengo que tenemos que amar el lugar que amamos y si no tenemos la salida que nos lleva a la ruta. Entonces sentí que era el momento de empezar un trabajo de autogestión ya que no recibí ninguna protesta concreta hasta el momento”, sostiene Iglesias. Un elemento fundamental en los inicios de este emprendimiento se presentó al momento de elegir un hogar para vivir en su ciudad natal: “elegí la casa en Bolívar por el nogal que encontré en el patio, además de un laurel y un naranjo. A pesar de que la casa estaba destruida me quedé con ella por las nueces. Al principio las regalaba a mis amigos y conocidos hasta que me di cuenta de la producción que eso era y las propiedades increíbles de este alimento”.

El nombre Mamana juega con las palabras “mamà”, “ana”, y “maná” que alude a lo sagrado del alimento. Según Ana Paula, Mamana “es el espíritu de la creación que está plasmado en alimentos para el cuerpo físico de aquellas personas que están en sintonía con el cuidado de la vida”. Ella sostiene que el lujo está en lo simple y que sus manos sólo son intermediarias para dar lugar a sabores, colores, cálidos aromas que llegan a las mesas de las familias, hogares, a las mochilas de los viajeros, de los deportistas que lo necesitan para llegar a sus metas. Además, todos los alimentos son bendecidos en su proceso de elaboración y la noche previa a su venta queda junto a un altar que Ana Paula preparó para completar la alimentación de sus clientes y amigos.

La alimentación de esta cocinera por excelencia define su estilo de vida y por ende, su emprendimiento. Se reconoce vegetariana desde antes de conocer el sentido del concepto “nunca comí carne, siempre tuve rechazo a la matanza de animales desde muy chiquita, quizás tengo algo genético porque de bebé no podía tomar leche y me alimentaban con leche de soja. Nunca me han visto en mi familia comer asado, una chuleta y demás. De adulta pude tomar la decisión de no comer lo que no quería y automáticamente mi mente me lleva a ver en la carne, la sangre del animal”. No obstante los alimentos naturales y orgánicos de Mamana están destinados a todas aquellas personas que quieran probar sabores auténticos y apostar por una alimentación saludable con gran influencia en el desarrollo de la vida individual y colectiva. Dulces y salados, la oferta es tan amplia como variada: alfajores de maicena con nueces, cookies, barras de cereal, mix de cereales o granola, panes rellenos con distintas verduras, panes de pizza con harina integral o harina blanca no refinadas con un mix de frutas, verduras agridulces, quesos, etc.

 

La cocina como refugio

La producción de todos los días es producto de años de esfuerzo, dedicación, experiencias de aprendizaje y sobre todo formación académica y cursos en distintos ámbitos como marketing, hotelería, turismo, arte, diseño y por supuesto, gastronomía. La emprendedora reconoce que “no es soplar y hacer botellas, esto lleva una serie de estudios de mercado, de cómo está el país, de qué le falta a la humanidad”. Su historia personal y de formación van de la mano. A los 18 años egresó de la Escuela Nacional de Bolívar y recuerda que desde chica soñaba con ser creativa. Entonces comenzó sus estudios en la Escuela de Creativos Publicitarios de Hugo Vietto, luego continuó estudiando Diseño de Alta Moda con Roberto Piazza en persona, y más tarde Administración de Empresas Hoteleras y Gastronómicas en CENCAP, Escuela Internacional de Hotelería, “pude perfeccionar mucho los idiomas y desarrollar el hemisferio derecho”. Dicha institución le otorgó a Ana Paula una beca para continuar su formación en la Universidad Politécnica de Valencia, para hacer un máster internacional en turismo, del que sólo realizó algunos postgrados especializados en recursos humanos, marketing hotelero y trabajo de campo en hoteles alternativos de España. Además se capacitó en animación hotelera basada en el arte, escenografía, artesanías, entre otros. Mientras vivía en España, en la Universidad de Zaragoza, realizó un posgrado guiado por la ONG, Ecología en Desarrollo, sobre conocimientos ecológicos en las nuevas empresas. A partir de allí decidió colaborar con CSIO en conjunto con la ONU, en los campos de trabajo para Bosnia y su reconstrucción social después de la guerra. Sobre ese momento recuerda “regalé todas mis pertenencias y me fui a hacer ayuda comunitaria, lo mejor que me pasó fue acercarme al Budismo antes de entrar a una guerra de bandos religiosos de los que ya me encontraba fuera. Entre una pobreza absoluta y una tristeza tremenda el amor de las mujeres que hacían el pan, los sabores, el aroma a café, permitían vivir momentos de plenitud”, luego de tres años Ana Paula y su marido de Bosnia se instalaron en Argentina.

La formación en gastronomía de Ana fue de altísimo nivel y ella agradece: “tuve la suerte en los primeros seis años en Argentina a reconocidos y muy buenos cocineros como huéspedes en los lugares en que trabajaba. Con una discípula de Paul Bocuse, cocinero francés, tuvimos un taller de cinco días. También estuvo quien fue cocinero de Ronald Reagan para la Casa Blanca, y todavía conservo utensilios y libros de cocina que nos mandaron de Estados Unidos”. Luego de haberse iniciado y profundizado sus conocimientos en hotelería alternativa Ana Paula y su marido pudieron acercarse a la hotelería convencional en la costa argentina: “lo interesante de la experiencia en Pinamar fue haber abierto puertas con la galería de arte en el Hotel Playa, con obras itinerantes de pintores que pasaban desde todas las zonas argentinas, con el apoyo del INCAA, sumado a la cocina extranjera para distintas embajadas”.

 

La feria verde

La feria franca organizada en conjunto por la dirección de Producción del Municipio e INTA es el lugar que Ana Paula, entre otras personas, encuentra para comercializar sus productos. Esta decisión está sostenida además por los principios que guían a su emprendimiento, “no es solamente un evento comercial, la rentabilidad es realmente positiva pero aunque en algún punto esté dando realmente sus frutos como para crecer en otros ámbitos la feria sigue siendo nuestro lugar”.

Ana Paula agradece a la feria la posibilidad de poner en marcha un proyecto concreto; “si bien Mamana nace desde el alma también está sostenido por todos los saberes que he ido adquiriendo con el tiempo. Esto me permite plantar desde el negocio, mi forma de vida, así puedo conseguir mis sustentos y quebrantar mis ideales. En mi caso, lo comercial y la vida cotidiana van de la mano, por eso trato de generar un emprendimiento que me pueda llevar a donde la vida me quiera poner en algún momento”.

 

No abandonar

Pensando en emprendedores, Ana Paula considera que el mejor consejo que puede dar desde su experiencia es la persistir en lo que se desea, “Mamana me permite una forma de vida concreta, donde puedo poner sobre la mesa y en cada decisión que tomo mis valores, que son la libertad, la justicia, el amor, la humildad y el agradecimiento. Cualquier persona que tenga valores inquebrantables puede ponerlos en un emprendimiento con mucha creatividad y seriedad y así evitar que las necesidades, reales o creadas, rompan con esos principios”. Además refuerza la idea de que el vínculo con los clientes es una parte fundamental para el desarrollo de cualquier empresa: “me gusta estar afuera del puesto, conocer a la gente, saber qué le gusta a mis clientes y qué no, ofrecer un packaging amoroso, pensado desde la simplicidad y la transparencia, con colores cálidos vinculados a la tierra”.

Por último, desde una postura racional y pasional defiende los emprendimientos independientes: “toda mi vida trabajé para empresas, y ahora ya no dependo de las decisiones de un superior. Meternos en el desafío de la autogestión implica una voluntad extra, sumamente importante. Creo que no todas las personas pueden ser micro-emprendedoras sin esa voluntad, sino que hay que aprender a serlo. En un emprendimiento así yo soy mi límite, mi disciplina y responsabilidad, no hay sueldo que me espere, y eso significa que lo que trabajas continuamente es el levantarte una y otra vez. Como dice el Che la única batalla que se pierde es la que se abandona, los emprendedores no podemos abandonar porque nos quedamos sin sustento, creo que ese es el reto más difícil”.

 

Contacto

Feria verde todos los sábados por la mañana

Teléfono: 2314-498731

Facebook: Mamana Alimentos

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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