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Tierra Viva expuso sobre el glifosato y su impacto en salud comunitaria

 

El colectivo promocionador de la agroecología convocó al pediatra Pablo Flores quien expuso en videoconferencia una batería de argumentos científicos que vinculan al herbicida con distintas problemáticas vinculadas a la salud humana. “El glifosato es onmipresente”, concluyó.

 

 

El pediatra local Pablo Flores brindó una charla en la que refirió en profundidad a recursos científicos acerca del impacto negativo del glifosato en la salud humana. Lo hizo en el ámbito virtual creado por el colectivo Tierra Viva Bolívar a través del cual efectúan conversatorios con regularidad (disponibles en su canal de You Tube).

Hizo una introducción profunda y comparativa acerca de las negaciones y debates que se producen en torno a temas atravesados sustancialmente por su impronta económica. Flores recurrió a sus dotes docentes para comparar la profunda y dilatada desestimación que sufrieron los investigadores que alertaban sobre los efectos nocivos del tabaco, hasta que finalmente la evidencia científica se impuso como verdad.

En torno al glifosato, Flores enumeró largamente desde personalidades científicas argentinas, a diversas instituciones académicas locales, estudios internacionales, publicaciones científicas internacionales (Nota: que son uno de los pasos que requiere la ciencia como tal para validar sus aseveraciones).

El médico se refirió a las formas en que el producto se presenta en la sociedad, como la Toxicología Ambiental, es decir las formas de acceso que tiene el glifosato, que “son todas, está en todos lados en el ambiente, estamos todos expuestos, sobre todo en comunidades agropecuarias, pero también se lo ha hallado en la Antártida”. A ello agregó los niveles de exposición, dosis, medios de retención, tiempo, efecto tóxico, susceptibilidad individual, y provocó a la reflexión sobre la premisa que “una reacción química alterada en un animal, es posible que suceda también en nosotros”.

Largamente clarificó los conceptos referentes al glifosato, tales como las diferentes caracterizaciones de organismos internacionales como: herbicida, inhibidor de síntesis proteica, AMPA metabolito principal, la OMS lo clasificó como Clase 2A (cancerígena), químicamente relacionado a los órganos fosforados, múltiples rutas de exposición, vías (digestiva, oral, cutáneo mucosa, inhalatoria), exposiciones crónicas, subcrónicas y agudas, entre otras observaciones.

Refirió que como defensa la naturaleza reacciona defendiéndose de un elemento ajeno –citando a fuentes promotoras de la agricultura transgénica- que demandan un aumento constante en el uso del glifosato para mantener el efecto deseado.

Entre las evidencias que fue ofreciendo, rescató la experiencia de la localidad cordobesa de Monte Maíz, cuya comunidad comenzó a buscar respuestas a problemáticas de salud que comenzaban a acentuarse. Ello sucedió en 2007, convocan a investigaciones universitarias entre las que se “encontró que había más glifosato en la plaza de la escuela que en un campo fumigado, tenían más de 10 centros de almacenamiento en planta urbana”, evidenciando por ejemplo, que un habitante promedio tenía una carga de 80 litros anuales al glifosato (7 litros es el promedio de carga en los/as argentinos/as). Sobre el tema hay dos estudios científicos, poniendo a la luz problemas respiratorios como la inflamación de las vías aéreas, las rinitis alérgicas en trabajadores, patologías vinculadas a las malformaciones en recién nacidos (dando el doble de la media nacional), abortos (10% en la localidad cordobesa sobre un 3% de media nacional) sobre todo en mujeres que se expusieron antes de la gestación, fragmentación en el ADN lo que conlleva a la infertilidad. En 2014 la tasa de incidencia cáncer en Monte Maíz fue tres veces superior a la media (706 sobre 100.000 sobre 217/100.000 que es la media según la OMS) concentrado en personas que son aplicadores, vinculadas a los mismos y a los lugares de acopio. Un dato sobrecogedor es el que emana de metaanálisis que concuerdan sobre la mayor incidiencia de cáncer en niños, dada su lógica vulnerabilidad en el sistema inmune. Por ejemplo es el único determinante a producir daño genético en la mitad de los niños, “que no siempre, pero puede considerarse como el paso previo al desarrollo del cáncer”.

Asimismo “tiene un impacto muy importante al desarrollo, es decir adquisición de capacidades. Como pediatra sabemos que en ese momento de la vida de un niño son especialmente sensibles a agentes externos”, como el glifosato, “pudiendo desequilibrar todo el proceso”, “disminuyen el crecimiento de neuronas y disminuye sus ramificaciones”, lo que tiene “directa incidencia en el desarrollo e inteligencia”, citando a un estudio nacional al respecto. También recurrió a un estudio californiano donde se asocia directamente al glifosato al riesgo de desarrollar el espectro autista, otros que lo vinculan a la disrupción endócrina (que puede presentarse en forma inmediata como muchos años después); el mismo asocia directamente la exposición prenatal al glifosato. Asimismo otros estudios lo hacen con reumatitis remautoidea, enfermedades renales, celíacas e intolerancias, y una amplísima batería de temas vinculados a la cuestión negada.

 

No termina, pero hay buenas también

“Clorifós, es un nuevo producto que hay que estar atento, es más fuerte que el glifosato, del cual ya hay muestras en estudios argentinos”, alertó Flores. Recordó que “así como me dediqué a exponer las malas, también hay que ver los cambios que se están produciendo”, enumerando muchas de las asociaciones que están trabajando el tema, “como el Colectivo Tierra Viva Bolívar con su Ordenanza contra el uso de agrotóxicos, porque si hay algo que necesitamos en Bolívar, más que un resonador, es reglamentar esa ordenanza” concluyó el médico.

Ver: https://www.youtube.com/watch?v=zTlwy_KtLeY 

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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