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Aulas con huerta a cielo abierto

 

Impulsada por el INTA y el CIE “La huerta, un aula a cielo abierto”, llega a las escuelas de Bolívar.

 

El Programa Pro Huerta y el Centro de Capacitación, Información en Investigación Educativa (CIE) diseñaron un nuevo curso para docentes de todos los niveles.

El mismo se dará en 8 clases de 96 horas presenciales, que se dan una vez por mes para acompañar a cada docente en su propia planificación sobre huerta. Se trabajarán líneas didácticas, contenidos a enseñar, y la planificación de cada docente en base a su materia específica.

Las clases están a cargo del profesor Ramiro Amado, referente de Pro Huerta en la ciudad. Desde los inicios de este programa, hace 26 años, se tiene como referencia a las instituciones educativas, por este motivo la huerta escolar lleva casi la misma cantidad de años efectuándose en distintas partes del país. “A través de la llegada de las semillas de Pro Huerta, en el ’90, se hace contacto con las escuelas rurales”, explica Amado sobre los antecedentes de esta experiencia. A partir de estos casos puntuales que se daban de manera informal, se pueden proyectar hoy cursos organizados y en conjunto con centros de formación como el CIIE, también gracias al convenio entre INTA y el Ministerio de Educación.

Inculcar la huerta en las escuelas tiene múltiples beneficios tanto para docentes y estudiantes como para el medio ambiente y cambio de hábitos en general, según Amado es interesante que “los chicos tengan inicio en la producción hortícola, ver lo fácil que es, también resulta útil como agente de transmisión de conocimientos”. Se trata de un proyecto destinado a mejorar aspectos educativos, sociales y familiares, que busca además, generar una alimentación saludable y autosustentable, es decir que más familias puedan proveerse de su propio alimento.

“La huerta, un aula a cielo abierto”, surge como proyecto escolar cerca de 2008 con el objetivo de capacitar a docentes para enseñar la huerta en el aula “la idea es que la huerta escolar pueda también ser un eje transversal para toda la institución”, explica el capacitador. Lo interesante de esta propuesta es que la huerta como contenido curricular puede complementarse en las diferentes áreas o materias que se dan en las escuelas, “se puede trabajar en biología y ciencias naturales con los seres vivos en la tierra, suelo, agua, clima, etc. en lengua, hay semillas de la A a la Z, por ejemplo, en Sociales sobre la organización y la historia de nuestros abuelos, en educación física se podrían enseñar posturas, herramientas de trabajo hortícola, también participé en el profesorado de inglés mientras trabajaban huerta, depende de cómo lo quiera adaptar cada docente”. Ejemplo de esto han sido las experiencias desarrolladas en la Escuela n° 7, según cuenta el profesor: “la maestra de matemática, Nadina Ricabarra, se apropió de la huerta y la trabajó haciendo conteo de semillas, perímetro, formas geométricas en los canteros, líneas, regla de tres simple y equivalencias para calcular cuántas semillas hay en cierta cantidad de paquetes, se trabajaron cantidades, medidas, entre otras”. Este caso exitoso sirvió como estímulo para realizar el presente proyecto de capacitación.

Resulta de esencial importancia que los jóvenes de esta era, donde todo está mediatizado por tecnologías y demás artificios, puedan volver a tener contacto con la tierra y se encuentren con la naturaleza de manera directa. Más allá de la enseñanza de contenidos curriculares, la huerta escolar permite trabajar ciertos valores como el sentido de pertenencia, la valorización del alimento, el fracaso, la superación, creatividad, la convivencia y solidaridad, entre otros. “Por ejemplo, los chicos de primaria de la Escuela N° 2 hicieron la huerta y los estudiantes de la nocturna visualizaron que podían combinarla con su producción de dulces. Hace tres años que están haciendo crecer productos donde en principio no había una mínima esperanza y lo más interesante es que trasladan esa motivación a su familia, entonces los padres vienen a INTA a buscar semillas para su casa”.  Pero este ejemplo no es el único, sino que los y las estudiantes de una misma institución pueden vincularse a partir de una producción comunitaria con fines educativos: “en la Escuela n° 10 comenzamos la huerta 4°, 5° y 6° grado distribuyendo contenidos. Unos trabajaban haciendo germinación, otros sobre la huerta propiamente dicha, y los más grandes podían investigar sobre los hechos, los beneficios y demás propiedades de la huerta, como la producción, alimentación, aprovechamiento de espacio, entre otros”.

La propuesta que se ofrece desde pro huerta es exactamente una oportunidad de nuevas herramientas pedagógicas “la idea es generar una apertura en conjunto, desde el equipo docente que adapte la huerta a sus contenidos y por otro lado, que los chicos tengan un lugar de libertad donde aprendan haciendo a la par de docentes que no necesariamente conocen la producción”, dice Amado sobre el conocimiento continuo y mutuo que se da en estos casos.

La inscripción se realiza en el CIE

Dirección Edison y Rondeau                                                                     

Teléfono (02314) 426094

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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