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Escuela de Danzas Shirley Pato

 

Danzar como emprendimiento de vida

Shirley Pato no imaginó que un ir a bailar se convirtiera en su proyecto de vida. Desarrolló su escuela de danzas destinada a todo el público que esté dispuesto a buscar una forma de expresión.

 

Shirley Pato es bailarina y profesora de danzas. Creó en Bolívar su propio emprendimiento, un espacio de expresión y recreación para los demás. Desde los dos años, los y las alumnas disfrutan de tardes repletas de salsa, bachata, reggaeton, hip hop y otros estilos.

 

“Siempre agradezco a mi familia y a mis amigos”

La vida personal de Shirley estuvo siempre vinculada al baile como forma de expresión y recreación. “A los cuatro o cinco años me invitaron unas amigas a bailar a una escuela. Fui porque iban ellas nada más y ese día ya me encantó. Además ahora veo videos míos de chiquita, y siempre se ve que estoy bailando. Con música, con la radio, la tv, aparezco siempre bailando. Si bien hice otros deportes, nunca dejé baile”, confiesa.

Estudió desde los cinco años, durante siete años seguidos para poder ser profesora. Cada fin de año rindió exámenes teóricos y prácticos y, aunque a su edad su objetivo era divertirse, se tomó con responsabilidad cada paso en la disciplina que más le apasiona. “Cuando me recibí de profesora empecé a hacer cursos para especializarme en distintos tipos de danzas como por ejemplo hip hop, jazz, clásico, etc. El clásico es la base de todas las danzas, es más, algunas profesoras de gimnasia y de patín me piden que les enseñe clásico a sus alumnas”. Una vez recibida, fue a Mar del Plata a bailar a la Escuela de Valeria Lynch y luego, nuevamente en Bolívar, trabajó en el gimnasio de Luciano Lede. Un año más tarde, en 2016 abrió su propio espacio.

Antes de iniciar el proyecto, hasta ahora, más importante de su vida Shirley se enfrentó a sus propios miedos pero se sostuvo con grandes expectativas y el apoyo de su entorno. “Temía que no viniera gente y que no tuviera la respuesta que esperaba. Pero una vez que empecé me di cuenta de que podía hacerlo. Siempre agradezco a mi familia y a mis amigos, sin ellos no podría haber iniciado esto. En el día a día planifico, doy las clases y me encargo de las cosas yo sola pero ellos son los que me guían siempre. También me ayudan mucho mis alumnas más grandes”.

 

“Una hora bailando tiene muchísimos beneficios”

En la Escuela de Shirley se puede bailar una gran variedad de estilos y ritmos. Clásico, contemporáneo, hip hop, jazz, reggaeton, ritmos latinos (salsa, bachata, cumbia, reggaeton, chá chá chá) y dance hall, son algunos de ellos.

Una de las claves para sobrellevar de la mejor manera el trabajo diario y las exigencias que ello implica es el amor y la pasión por la danza, que Shirley practica desde la niñez, “yo personalmente me distraigo mucho bailando. Por más que esta sea mi rutina, dejo los problemas afuera desde que entro al salón hasta el final de las clases. Me encanta venir aunque esté cansada o enferma y lo mismo le digo a mis alumnos, que cuando les duele la cabeza o están por rendir un examen por ejemplo, tienen que venir, despejarse un rato y luego seguir”. Participan de las clases personas desde los 2 años, y el grupo más grande está compuesto por mujeres de hasta 60 años. Con respecto a los beneficios físicos y sociales de la danza, Shirley sostiene que “además de liberar todo y relajarse, está bueno bailar para conocer gente, escuchar música, mejorar la postura, trabajar el cuerpo y demás. Una hora bailando tiene muchísimos beneficios y se pasa rápido, sin que nos demos cuenta”.

Además de las clases diarias en la escuela, Shirley trabaja como coreógrafa para los grupos escolares que participan de las ya clásicas “fiestas de las promociones”, cumpleañeras, novios, y demás personas que requieran de su servicio. “Las promociones de cada colegio compiten cada 15 días en D’Loft en distintos ritmos de baile. Generalmente se compite en cumbia, reggaeton, axé, cumbia pop, bachata, etc. durante esas dos semanas vienen a ensayar a la escuela en parejas o tríos, según se les pida. Yo trabajo con distintos colegios, aunque los chicos quieren que sea exclusiva de un grupo, pero siempre les explico que las coreografías que armo son totalmente distintas”, explica. Además resulta muy común que la convoquen para eventos como cumpleaños de 15 y casamientos “han venido quinceañeras con amigas, con familia, con los abuelos y también he preparado a novios para un casamiento, también a amigos que quieren prepararle una sorpresa, otros para cumpleaños de 40, etc”.

 

“Me satisface que mis alumnos demuestren su amor por la danza”

La capacitación es parte del trabajo responsable para esta joven emprendedora. Shirley continúa estudiando para brindar lo mejor a sus alumnos, alumnas y para el público que los/as acompaña en cada demostración. “Siempre me estoy actualizando. Me interesa conocer la historia, la cultura de la música, el reconocimiento a grandes bailarines, la técnica de los pasos. El año pasado me recibí de coreógrafa, luego de estudiar tres años en Olavarría y este año voy a seguir estudiando, siempre hay cosas nuevas para aprender”, comenta.

Más allá de que emprender de manera independiente implica mucha responsabilidad, Shirley sostiene que ese tipo de presión sobre su trabajo se compensa con las satisfacciones diarias. “Yo me levanto todos los días pensando en qué clases voy a armar, me da satisfacción buscar canciones, pasos nuevos, preparar todo para venir en el día a dar las clases. Obviamente yo me canso y a fin de año, cuando terminamos las muestras ya quiero vacaciones de modo urgente, pero no es porque no me guste sino por lo que demanda este trabajo. Disfruto de preparar las coreos, llegando a mitad de año trabajo hasta los domingos para llegar a las competencias y poder presentar coreografías que me gusten. También me da satisfacción que mis alumnos demuestren su amor por la danza, que vengan con ganas y se nos pase la hora sin darnos cuenta”.

 

“Trato de que cada una se exprese a su manera”

Generalmente los emprendimientos que se desarrollan de manera independiente requieren de una óptima relación con los clientes. En el caso de la escuela de danzas, este vínculo se sostiene además de manera pedagógica y personal. Shirley destaca la importancia de generar una buena conexión con sus alumnos y alumnas, "con las nenas más chiquitas, es decir de 2 a 10 años, busco que se diviertan. Se disfrazan, tengo collares, gorros, vinchas, máscaras, yo también me disfrazo, hacemos juegos, dibujamos sobre la danza. Sobre todo con las más chiquitas, no hacemos una clase estructurada y organizada sino que trato de que cada una se exprese a su manera, siempre le digo a las madres que me interesa que se diviertan. Con los más grandes tengo un vínculo muy bueno, yo les doy la confianza para que vengan y se sientan cómodos. Ellos llegan, eligen la música que les gusta y si les pasa algo ese día saben que tienen un espacio donde expresarse. Además, si hay algún problema dentro del grupo, se genera el momento para conversarlo y resolverlo”.

Shirley se piensa como una más del grupo, sobre todo con los alumnos y las alumnas adolescentes. Si bien reconoce su lugar como docente de la danza, sostiene que las clases se construyen entre todos; “tenemos un grupo de whatsapp donde aportamos ideas sobre la música, el vestuario, las competencias a las que queremos ir. Ellos piensan y planifican, a veces se llevan tarea para el hogar y luego armamos lo que más nos gusta en conjunto. A veces llegan y empiezan la clase sin que yo les diga, comienzan con la música y la entrada en calor por ejemplo. Por más que yo sea su profesora y sea exigente, me gusta que ellos aporten y que con confianza puedan hacer sugerencias y, sobre todo, que lo pasen lindo”.

 

“La escuela es como mi segunda casa”

La escuela de Danzas ubicada en la segunda cuadra de la calle Güemes ocupa el espacio en el que antes se comercializaban vehículos bajo la firma de Villacorta, apellido materno de Shirley. Esto significa para la bailarina y docente una gran familiaridad con el salón en el que ahora practica su profesión. “La escuela para mí es como mi segunda casa. Más allá de que estoy en la casa de mi abuela y que acá antes vendía autos mi abuelo, y por eso siempre estuve en este lugar, es distinto ahora. Desde que abrí la escuela siento que es mi lugar, a veces vengo y me pongo a bailar sola o simplemente me quedo acá”, confiesa.

Desde su infancia Shirley supo que hacer lo que le apasionaba era el camino a seguir. Sin embargo, es probable que a sus cinco años no pudiera anticipar que iba a construir un proyecto propio con grandes posibilidades de crecer, incluso a largo plazo. Según sus propias palabras: “ahora estoy formando a mis alumnos tal como me formaron a mí. Me gustaría en un futuro que ellos puedan ser profesores y que tengan su lugar en mi escuela. Yo voy a seguir siempre en la escuela pero me encantaría que ellos sean los profes de este lugar y que la escuela siga siempre funcionando. De hecho algunos ya me están pidiendo continuar cuando yo esté cansada de dar clases todos los días”.

De lunes a viernes desde las 17 hs hasta las 22:30 hs se dictan las clases y se atienden consultas, inscripciones y demás.

 

Contacto

Dirección: Güemes 155

Teléfono: 15628257 (whatsapp preferentemente)

Facebook: Escuela de Danzas Shirley Pato

Instagram: Shir Pato

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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