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El Bicentenario y la economía

 

"En 1900 se necesitaban 2.35 Pesos Moneda Nacional para comprar un Dólar Americano, hoy si existiera este peso necesitaríamos 150,000,000,000,000 Pesos Moneda Nacional para comprar un Dólar. Tan claro como la cantidad de ceros", analiza el economista Sebastián Auguste en el newsletter Nº 34 del Instituto de Economía de la UNICEN.

El catedrático pretendió homenajear el Bicentenario de nuestra Independencia desde su propia óptica, la economía. Con esa frase pretendió recordar a los argentinos que en durante el Siglo XX la Argentina tuvo cuatro denominaciones de la moneda, poniendo a la inflación como una constante de nuestra historia reciente.

Sobre esos razonamientos es que pretende distinguir a la Argentina de otras economías, subrayando que de los 194 países del mundo que disponen de información, nuestro país "se ubica hoy en el puesto 56 por su PBI per cápita ajustado por paridad de compra, pero hacia 1920 estaba en el puesto 6", transformando a la nación en "una rareza a nivel mundial" convirtiéndose en "el único país que pasó de ser de altos ingresos o desarrollado a un país en vías de desarrollo".

La volatilidad es uno de las características que eligió destacar, observando que Argentina "se encuentra entre los países con mayor inflación promedio anual en el siglo XX, es uno de los pocos que sufrió el raro episodio de hiperinflación, y muestra una elevada volatilidad en su tipo de cambio y en su tasa de crecimiento económico". Asimismo señaló la recurrencia de las crisis económicas, agravadas porque "van acompañadas de cambios en las reglas de juego y confiscaciones". Crisis todas que tienen como correlato al déficit fiscal y déficit balanza de pagos, el primero como un problema estructural, permanente, del país, donde controlar los gastos parecen un imposible, aumentado en durante las elecciones. Ese déficit se acompaña con devaluación para licuarlo, reiniciando un nuevo proceso hasta la próxima crisis, donde se repite nuevamente, situación que ya aprendimos a percibir como sociedad, haciendo que ante una posible devaluación, los ahorristas "sacan sus ahorros del país, lo que genera escasez de dólares, el déficit de balanza de pago y se acelera la devaluación"...

Para el especialista, la explicación es que se trata de "un Estado desordenado que gasta mal y más de lo que recauda", que, según la bibliografía existente, se remonta a la formulación constitucional de 1853 dando origen a "un federalismo fiscal incompleto", haciendo que Argentina "no tenga una ley de coparticipación federal que ayude a ordenar los ingresos, y el control sobre el gasto es muy malo, lo que permite malgastar y la corrupción".

El rescate que realiza Auguste, es el recordarnos que esto no es nuevo. Recuerda que "cuando Albert Einstein visitó la Argentina en 1925 no entendía como un país tan desorganizado, con semejante caos fiscal y administrativo, podía prosperar. Einstein no era experto en economía pero era un muy buen observador, tuvo razón en una parte, la del caos, pero no en la que podíamos prosperar: con semejante caos no pudimos".

Ya entrando en la discusión chica de los economistas, comienza a evaluar otras posiciones. "Una explicación alternativa es la estructuralista, que dice que el país al tener una estructura productiva sesgada a los commodities, cuando comienza a crecer se ve obligado a importar más bienes de capital y esto genera más demanda de dólares que oferta y termina generando escasez y devaluación de la moneda".

Sin embargo, dice, con esta teoría "no explica lo que pasa con el déficit fiscal", no tiene en cuenta el ciclo político que explica los desbarajustes fiscales, no tiene en cuenta la entrada y salida de dólares por movimientos de capitales, y asume que se crece importando bienes de capital, cuando hoy un país puede crecer basado en servicios (como fue el caso de Irlanda, por ejemplo). Esta teoría está ligada a la sustitución de importaciones, ya que el paso siguiente es decir que para romper esta dependencia estructural el país requiere forzar la producción local de bienes de capital. Al sustituir importaciones se logra ahorrar dólares y no se generan los episodios de escasez que genera la devaluación. Al mismo tiempo le da un rol muy intervencionista al Estado, que debe regular la economía para lograr esto. La Argentina experimentó con estas teorías y no nos fue bien, pero no aprendimos", y la repetimos en los últimos años.

Finalmente plantea como hipótesis propositiva que "lo mejor que el país puede hacer por sus generaciones venideras es dar un orden definitivo a todas estas cuestiones incompletas, meterse a fondo con los problemas de raíz".

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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