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¿Chica qué te has creído?

 

 

Por Verónica Ruiz

 

 

 

 

Al nacer no aseguraste la continuidad del apellido y el clan tambalea, pero seguro te coronaron como la princesa de papá, de algún guapo caballero… de la historia de una bruja de las quemadas o de algún que otro cuento inventado para vos antes de que llorases tres veces al viajar por el canal del parto. Pero sea como fuere, con sapos y sin ellos, vos estabas ahí.  Buscada, deseada, accidental, de rebote o descuido, ¿quién podría afirmarlo?. Pero ¿acaso importa? ¿Es que acaso importa por qué o desde qué intención la luna esta donde esta? Más ella es! Y como todo lo que es, está ahí!.

Te has creído todos tus sueños, incluidos aquellos que solo decías en secreto en el arenero del jardín. Te has creído tener la letra más hermosa, aun cuando tus palabras se cruzaban de reglón, manchando pupitres. Te has creído el arte y la música en esas manitas llenas de colores, y en cada canción e instrumento has dejado volar tus propios sonidos en el salón. Te has creído niña hasta entonces, e igual a la mayoría, y eso estaba muy bien. Ahora el cuerpo ha cambiado. La biología se paró por delante de vos y te ha separado de otras muchas niñas.   Te dicen que ahora eres mujer. ¿Y antes qué serías?! Algunas cosas en el cuento empiezan a cambiar, ya no es tan claro. El cuerpo te cuenta muchas cosas, quizá la talla ya no es tu talla y la música está sonando discontinua.

Ahora parece ser que tienen miedo de lo que pueda pasarte, el texto de tu obra que hasta entonces era de puño y letra, ahora tiene varias firmas. Adolece la mirada; los ojos que ven ya no son frescos y espontáneos, parece que sentir algunas cosas ya no está bien, tal como si existiera un manual de buena mujer que cumplir. Algunos de los juegos, vestimentas, palabras y actitudes, comienzan a ser actuadas. A veces sí, a veces no. A veces podes ser quien sos, pero casi siempre es en la soledad de tu habitación. ¿Cuándo pasaste a ser un peligro de vida? ¿O a estar en peligro en la vida? ¿O la vida pasó a ser un peligro? ¿O cómo es que la magia transformó a todos en villanos y ogros?

Te has creído que algo estaba mal. Te has creído que el lobo en verdad acecha por doquier.  Has creído que las otras chicas se quedaron chicas, o que se hicieron muy grandes de pronto… o que se visten a la moda para disfrazar sus ganas o que se cortan para no llorar, o lloran para no asaltar! En fin, algo se volvió muy extraño en apenas un verano. Incluso en la casa a todos les da por regañar, por amañar o encarcelar.

Te has creído el cuento que cuentan. Has creído que tu etiqueta social es tu marca y si por casual, no cabes en ella, has decidido encajar igual. Cada tanto lanzas, tal dragón en lo alto de la torre, una que otra bocanada de fuego para marcar tu territorio. Pero ¿cuál territorio? Ese!!! Ese que se transformó de pieles finas, suaves y frescas en uno escudado en gruesas curvas, fuertes demandas y tiesos deseos. Te has creído que sobrevivir es la misión. Has creído que el jardín se pobló de límites, fracasos y desencuentros. Es que hasta los amigos han migrado de cuento. Al final ves luz en un cartel llamado esperanza, y es que al alcanzar la mayoría de edad, la reja se abrirá e iras a iniciar tu plan.

Chica, te has creído que allá, en la mar, encontrarás paz. Una vez más has creído, al mismo tiempo que otros también han creído para ti. Así que la novela tiene varios capítulos más, pero de un modo u otro, las hojas de tus días siguen acompasadas por el qué dirán, qué querrán y qué más esperarán. Hay familia, clan, costumbres, religión, cultura y expectativas. Todas se asemejan a una forma topográfica de relieve, cuan cadena montañosa en el paisaje de tu vida.  ¿Cuántas habrá que escalar? ¿Rodear? ¿Evitar? ¿Saltear? ¿Y qué encontraras del otro lado? Parece que hay libros de recetas enterrados en todos los amaneceres, como si alguien de inteligencia infinita hubiese escrito todo ya, y para todas. Casi parece que los finales están todos almacenados en una especie de línea de llegada!! ¿Y qué si no llegás?

¿Chica qué te has creído? Esas palabritas han sido el bozal para acallar tu incipiente rebeldía.

¿Chica qué te has creído?, te pregunto yo. ¿Sabés qué?, no importa nada lo que te hayas creído. Volvemos al principio de nacimientos y lunas, volvemos al origen. Estas aquí, es momento de Creer!

Es tiempo de estrenar la piel al sol, nuevos trapos coloridos, otros cantos, más viajes, menos miedos, más poder personal, menos resaca de historicidad. Es momento de creer en lo que crees. El pasado no tiene nada nuevo que mostrarte. Incluso no añores lo que eras de niña, a menudo esos sueños de chiquitina estaban fundados en saltar la valla de la realidad y nada más. Ve a crearte adelante! Un poco más allá de donde termina tu sombra; justo allí donde dobla la esquina, en himno extranjero, en la música polaca, en los escritos egipcios, en el silencio de la montaña, en la versatilidad del mar, en la espesura del aire.  Ve a crearte a los pies de tus pies, al son de tu música y al trazo de tu letra!

Ve con alas en los brazos, con magia en las manos, con asombro en la mirada. Ve por tu cuento. Ve por la partitura que aún no has escrito. Y aunque vuelvas, aunque mires de reojo, aunque tiemble la voz, Ve! Porque lo que te has creído puso el punto y aparte en tu magnificente escritura. Lo que te has creído existe solo frente a tus ojos y a tu sol. Y justamente donde reside tu límite, se esconde tu don.

Ahora que has terminado de leer, yo te pregunto: ¿Chica, qué te has creído hoy?

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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