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De Garayalde y Menganas

 

El negocio de ropa usada que invita al no consumismo. Socias con las proveedoras, ofrecen alternativas vintage para aquellas que se animen a no alimentar moldes. Para mujeres reales apuntando a la calidad de las prendas. “Mi hermana se casó con un vestido Christian Dior, importado que le salió 40 pesos”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Te va a encantar lo que te voy a contar” advierte Bettina Garayalde con una gran sonrisa. El entusiasmo parece despegarla de la silla en que está sentada en su local de Rondeau 161, su espacio vintage. Es profesora de inglés, pero sobre todas las cosas es emprendedora, hacedora de propuestas interesantes, “Las Menganas” es una de ellas.

 

Nacimiento del proyecto

“Empezamos con una amiga porque nos gustaba mucho la onda vintage, esa amiga tenía un galpón repleto ropa, objetos y demás de otras épocas”, cuenta sobre los primeros momentos. Bettina es una persona colorida, en su ropa, su pelo, su manera de hablar se percibe una personalidad muy optimista “yo siempre me guío por la energía y sentía que ese lugar estaba tremendamente cargado de energía estancada, había que moverla. Entonces decidimos hacer una feria en el garaje de su casa, hace cuatro años”, recuerda. Una de las herramientas más utilizadas por emprendedores/as de esta era tiene que ver con la publicación en redes sociales y Garayalde no fue la excepción:“estaba haciendo un curso de fotografía e invité a las amigas de mis hijas a disfrazarse, a jugar un poco y mostrar la ropa que teníamos para vender. Eso llamó mucho la atención” cuenta encantada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Proyecto familiar

Las Menganas es un claro ejemplo de empresa familiar, cada integrante aporta su granito de arena para que el proyecto se lleve adelante: “tengo cinco hijos, ellos me acompañaron siempre. Iba a las ferias en familia, llevaba a la beba con la mamadera, entre las valijas, las más grandes me ayudaban y así salía todo bien” dice la líder de su equipo familiar. ¿Qué es Las Menganas? Bettina define “Las Menganas hoy somos mis hijas, mi mamá, yo y todas las que tiramos para adelante este proyecto”. Se trata de un incentivo para salir de casa dignamente, hacer algo distinto y con entusiasmo pero sobre todo acompañada por su familia.

 

Referente de lo vintage

“Cuando las personas me buscaban para conseguir algo de ropa yo ya tenía pensado quienes podían tener algo de su abuela o sabia quienes podían ofrecer algo. Para una película de Miki Francisco me encargué del vestuario, estaba recreada en los años 70, me llamaron y me pidieron determinados colores, texturas”, recuerda fascinada. “así comencé a moverme en lo vintage” admite en relación a su tarea de buscar, comprar y vender prendas únicas de épocas pasadas. “A mí siempre me gustaron las telas, creo que lo traigo de otra vida, no lo puedo explicar y me empecé a contactar con gente, vino solo, cuando algo tiene que ser, fluye”, dice con total naturalidad.

Las prendas van y vienen, algunas vuelven y se van de vuelta, todas pasan por Bettina, actualmente una referente de la ropa vintage. Tal es así que la contactaron desde una feria similar en Buenos Aires para ofrecerle más ropa que comercializar. “Me transformé en una canalizadora de angustias, aparecieron mujeres con prendas que no usaban pero de las que no se querían desprender”, y se confiesa parte de una era en la que lo primordial no es guardar ni acumular sin sentido sino renovar, dejar ir y venir algo distinto.

 

Las Menganas

El nombre tiene una impronta popular, de calle, de historia común de un dialecto compartido, vintage si se quiere también, “el nombre surgió con mi amiga con quien empezamos, buscamos fulanas y nos derivó a menganas, que nos gustó porque no denomina a nadie y a la vez a todas, como nuestra ropa”. A partir de este nombre que le da identidad al local y unifica las prendas que allí llegan Bettina dio un paso importante para los emprendimientos de esta época: buscar identificadores gráficos en el packaging, tarjetería, redes sociales. Un logo, un nombre, un estilo, colores determinados, hacen del nombre una marca y de la marca una referencia, “hice lo que tendría que hacer para una gran marca, eso a las mujeres les encanta, remarcamos la idea de reciclar y reproducimos frases de algunas mujeres históricas”.

 

Espacio propio

El paso de las ferias eventuales al local abierto todos los días marcó un antes y un después en el desarrollo del proyecto, su creadora explica: “en cierto momento empecé a hacer las ferias en mi casa esporádicamente, subía fotos muy llamativas, ese fue para mí el enganche principal. Un día me llamó Maru, de los locales de la Rondeau para hacer una feria, juntar nuestras prendas, así que me vine para acá y acá me quedé”. Repensando en sus inicios y mirando en retrospectiva, Bettina analiza rápidamente que “lo bueno de todo esto es que lo vintage quedó un poco relegado porque empezó a aparecer gente con ropa nueva, de buena calidad que había comprado para alguna ocasión y que no había usado nunca”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Reciclar

Lo que sucede en el espacio de Las Menganas es un circuito donde algunas prendas llegan de un lugar determinado para estar de paso y volver a irse pero esta vez a otro contexto, pensadas para diferentes ocasiones y personas. “Para mí eso es lo más, han llegado vestidos de primera calidad que se los llevan chicas a mitad de precio para, por ejemplo, su fiesta de egresados”, confiesa feliz por su aporte. Además de esta renovación, en el local se accede a ropa de las mejores marcas a un precio imposible de ser por la vía convencional, “mi hermana se casó con un vestido Christian Dior, importado que le salió 40 pesos”, cuenta encantada. Las personas que asisten a la feria, abierta todos los días, se pueden vestir bien con prendas económicas y de buena calidad.

La tarea que lleva a cabo Bettina es una manera de evitar el consumo masivo e inconsciente de indumentaria, “la idea es reducir el impacto ambiental, reciclar y reutilizar lo ya usado”, la ropa se desarma, se acomoda, se personaliza y se interviene en el taller con modistas que conforman el equipo de trabajo de Las Menganas.

El proyecto apunta a despertar a las mujeres “¿Cómo puede ser que algunas paguen una prenda en doce cuotas, que el mercado nos use de esta manera?” Se pregunta quien ofrece camisas valuadas en dos mil pesos por sólo $40 por ejemplo.

 

Clientas Menganas

Otro valor importante para el trabajo de este grupo familiar tiene que ver con ofrecer prendas para mujeres reales, piezas únicas y no producidas en serie para un solo modelo de persona. Las fotografías que aparecen en la fan page Feria Vintage Las Menganas muestran chicas reales, con cuerpos diferentes, enmarcadas en contextos verdaderos y unidas por una amistad no fingida para la cámara. “La última producción que hicimos fue con mujeres adultas reales, algunas conocidas, una clienta que vino a comprar y se sumó con muy buena onda, fotos reales para mujeres reales”, explica la propietaria. Entonces los talles y tamaños de las prendas varían desde muy chiquitas hasta XXL, para jóvenes y también señoras, no existe un molde que limite el uso de las mismas. “Cualquier mujer o niña puede venir a comprar, creo que nos acompaña una revolución en todo sentido, la mujer ya no relega sus deseos por dar prioridad a los de sus hijos, no descuida ninguna de las partes, está empezando a pensar en ella misma”, afirma.

Las clientas Menganas son aquellas que saben apreciar lo que significa utilizar ropa de otra época, según Bettina son “desprejuiciadas y sobre todo despiertas, más abiertas a todo. La que entró una vez a comprarse una camisa vuelve, y trae a una amiga, viene con alguien más”.

 

Proveedoras

Si bien las clientas son parte fundamental de este proyecto, su fundadora se muestra muy agradecida con quienes le proveen la ropa, “sin esas mujeres que confían en mí y me dejan sus zapatos por ejemplo, no podría funcionar”. Bettina se encarga de hacer la difusión de las prendas a vender, alquila el local, paga los impuestos y la proveedora entrega la ropa, la ganancia se distribuye 50% para cada una. Si la prenda vale más de $50 se entrega el 65% a quien la provee y si vale más de $700 el 75%.

La premisa que mueve al proyecto es no acumular, no guardar sin sentido sino desprenderse de las prendas, hacerlas circular: “la conexión entre proveedoras y clientas es muy fuerte, cuando alguien viene y se enamora de una prenda es porque otra persona antes eligió lo que más le gustaba a esa nueva clienta, se saltea el gran paso de elegir ropa”.

Muchas de ellas son, a su vez, clientas, “hay gente que ya le agarró la mano a esto, se lleva algo para un evento, lo usa y lo trae otra vez”, cuenta. Este circuito además le ofrece cierta independencia económica a algunas mujeres, aunque a escala mínima, quienes acercan al local ropa vintage se llevan unos pesos en el bolsillo, “me pasó que una chica trajo un par de zapatos y también a la compradora, me mandó a una amiga. De ahí le di el 65% y esa piba se fue con plata para salir, para hacer lo quiera ese día”.

Para que una prenda sea aceptada en Las Menganas debe estar en perfectas condiciones, con preferencia por las primeras marcas, y/o ediciones limitadas, además por prendas de épocas anteriores.

 

Sumarse al circuito

La invitación es a desmitificar el prejuicio de la ropa usada como desecho, en palabras de Bettina: “vengan a indagar a ver qué onda, acá con $500 te llevas un vestido y un par de zapatos, ropa que estaba guardada en un placard con un solo uso”.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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