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Momentos en click

"Ana del mar", es fotógrafa, rescató una vieja cámara y cambió el lente para ver la vida cotidiana del mundo. Ahora redescubre Bolívar a través de la analógica, busca conexiones entre gentes, cosas y lugares.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“En mi casa hay cámaras desde que soy pequeña”

“Todo empezó con una cámara que tenía mi abuelo en el placard. Era una cámara rusa que había sido usada por última vez en un viaje a Mar del Plata, cuando mi papá tenía 15 años. Es una cámara de los 70 pero tiene una durabilidad increíble, funciona perfectamente”, dice Ana Colato, fotógrafa independiente. Además es estudiante de Artes Audiovisuales y una apasionada por la imagen en todas sus formas. Pasó gran parte de su vida en Bolívar y ahora, viviendo en La Plata se dedica a retratar espacios desde una perspectiva alternativa.

Prende un sahumerio, apaga el televisor, pone música y un pedazo de torta sobre la mesa.  Ana es, entre otras cosas, detallista. Parece que donde ella está, el espacio se vuelve un poco más bello, más estético, más cuidado. Su trabajo, sostiene, está guiado por su deseo, “saco fotos analógicas y digitales desde un lugar que no es lo comercial, al menos en esto que es lo que me hace feliz a mí. Por otro lado hago fotografías para bandas musicales, cubro en un medio de comunicación, pero lo que más me gusta es la fotografía analógica y la documental”.

Está atravesando el último tramo de la carrera que, según su historia familiar y personal, acuerda perfectamente con su perfil. En sus palabras, siempre supo a qué se quería dedicar “siempre dije que quería estudiar foto, es algo que me llamaba la atención, hacía cosas re bizarras con la camarita de casa pero cuando me fui a estudiar aprendí realmente cómo se hacía la fotografía en su lado mecánico. Me dio curiosidad por la foto analógica, me generó intriga agarrar la cámara, ponerle un rollo y sacar 36 fotos y ver qué pasaba con eso. Así empecé, registrando a mis amigues, familia, la vida cotidiana y después se transformó en algo mucho más fuerte que sólo ese registro”.

Aunque la fotografía le apasiona de una manera casi natural, reconoce que desde su infancia la imagen ha estado muy presente en su vida, y eso ha tenido una gran influencia.  “Desde que soy muy pibita me pasa de tener una conexión muy fuerte sobre todo con la fotografía en la instancia material, es decir, poder tenerla cerca, tocarla, verla. No tenerla en un archivo en la computadora me generó una sensibilidad para siempre. Mi familia era mucho de la foto en papel y del VHS, registraban toda la vida, entonces en mi casa hay cámaras desde que soy pequeña, en un sentido documental familiar”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Cuando yo era chica no había tanta movida cultural en Bolívar”

Nació en Mar del Plata y cuando era muy chica se mudó para vivir en Bolívar, pero siempre estuvo vinculada a la ciudad de la costa. Su nombre artístico, está vinculado a eso aunque surgió de una manera casual, “una amiga me agendó en su teléfono como ‘Ana del Mar’ una vez y a mí, que siempre tuve un contacto re intenso con el mar, me encantó. El mar es algo que me genera miedo pero a la vez me desafía y me gusta”.

Con respecto al trabajo audiovisual, Ana realiza registros de bandas y videoclips en general. Sin embargo, sostiene que hay otras propuestas que le atraen mucho más. “Los formatos más chicos, referido a la ficción, el cine, cortos me encantan, eso me parece lo más. Por ahora estoy metida en lo que me rodea, tengo amigos, amigas que son músicos/as entonces vamos creciendo y haciendo cosas juntes”, menciona en lenguaje inclusivo.

La influencia de una docente en la escuela secundaria le permitió a Ana descubrir sus potencialidades y direccionar su destino hacia la fotografía y el arte. “Recuerdo que en el Cervantes daba clases Alejandra Santa María y una vez nos hizo hacer un cortometraje. Yo grababa videos o editaba fotos con el Movie Maker desde que tengo computadora, entonces recuerdo haberme copado mucho y eso creo que se notó. Entonces Alejandra me dijo ‘vos tendrías que estudiar algo como esto’ y ahí me quedó picando el bichito. Antes, no lo había tenido en cuenta porque viviendo en Bolívar quizás es más fácil pensar en carreras tradicionales. Cuando yo era chica no había tanta movida cultural, ahora hay un poco más. De todos modos en ese momento mi mamá también me apoyó para que estudiara algo más creativo, ahí me puse a investigar algo que tuviera que ver con videos y me anoté en la facu, feliz”.

 

“En Bolívar hay una forma de vivir distinta”

Ana ha recorrido con su cámara lugares y recorridos naturalizados por la mayor parte de los y las bolivarenses. Es incluso difícil de reconocer un espacio local en las fotografías que ella publica en sus redes sociales. Esa complejidad que implica la tarea de volver bellos los lugares comunes hacen de la mirada de esta fotógrafa algo digno de destacar. Según sus propias palabras, se trata de un ejercicio propio de quien observa permanentemente, “es un trabajo constante el de estar todo el tiempo observando, también de mirar referentes que hacen foto documental y que observan su vida desde otra perspectiva. Haberme ido a La Plata me hace volver a Bolívar un poco extrañada, o sea que conozco los lugares pero a la vez no tanto. Son las calles donde circulé durante casi toda mi vida pero lo veo como desde afuera, además cuando agarras la cámara te pasa eso. Yo salgo a buscar lugares que tienen luces o colores interesantes, o personas que hacen actividades que para ellas son lo más común del mundo, algo que hacen todos los días pero para mí es algo rarísimo”.

Ha realizado una serie de imágenes con jóvenes de Bolívar que, según Ana, poseen algo especial para ser fotografiadas, “me encanta sacar fotos a chicas de Bolívar en Bolívar, siempre que vengo hago fotos casi por casualidad. Hice fotos con Aitana Campos, la última vez fue con Juana Artigue, he hecho con Santina Avendaño, también hice con Trinidad Vicente en Magdalena, un pueblo cerca de La Plata, con Isabella Molfino hicimos en la casa de su abuela de La Plata pero nos conocemos por su abuela de Bolívar, así que siempre hay algo de lo local rondando”.

Las imágenes sobre la ciudad constituyen una constante en el trabajo de Ana y resultan muy atractivas para quienes reconocen algunos elementos propios de la identidad local. “Hay cosas de Bolívar que me parecen rarísimas, sé que es una ciudad pero en mi corazón es más como un pueblo y me llama la atención ver tantas personas mayores en bicicleta, gente en la calle, por ejemplo. Hay una forma de vivir distinta a otras ciudades más grandes y si te pones a prestar atención lo ves, está ahí. Por un lado me gusta eso, salir a la calle y captar lugares y/o momentos y por otro lado veo lugares, los anoto en el celular y pienso que me gustan las luces de neón por ejemplo. Después sigue hablar con alguna chica, vestirla y salir a jugar, porque se trata de eso, estamos jugando, yo juego, ellas juegan, todas jugamos”, explica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“La vida es como una eterna película”

Como toda profesional del arte y de las ciencias sociales o humanas, Ana reconoce que posee una postura ante la vida y que la objetividad no es una posibilidad en la tarea de visibilizar algunas cuestiones con la cámara como principal herramienta. “Creo que todo acto es político y encuadrar en una foto es recortar, ocultar algo para mostrar otra cosa. La temática varía de acuerdo al momento en que se retrata, siempre hay que trabajar a conciencia, sabiendo que es lo que se está haciendo. Para mí representar a mujeres jóvenes no significa solo mostrar gente linda sino que tiene todo un fundamento. Me di cuenta de que las chicas no son sólo algo o alguien fotografiables sino que intento que haya algo que las une y que me une con ellas. Generalmente busco chicas que habitan el mundo con otra sensibilidad, desde un lugar consciente, reflexivo desde el arte, el teatro, además de algunos detalles técnicos y estéticos”.

La imagen en formato fotografía, película o video documental posee el gran poder de registrar los momentos que son únicos e irrepetibles. En este sentido, Ana tiene en sus manos la posibilidad y el desafío de vivir sus días como si estos sucedieran a través de una pantalla por ejemplo. “Sacar fotos no es solamente gatillar, es estar observando siempre y buscar que lo que se muestra se vea bien. Hay herramientas de encuadre y de composición que ayudan a transmitir algo más. Ver bella tu vida cotidiana es un camino difícil, es la dificultad que me desafía desde que estoy estudiando, la vida es como una eterna película. Cuando logras verla es hermoso, al estar todo el tiempo observando tengo la mirada un poco entrenada como si viera una peli constantemente. Tengo fotos de todo, de mis amigos, de mi familia, de mi abuela, mi prima, etc.”.

 

“Intento salirme de mi zona de confort”

Para que las personas, que no están acostumbradas a encontrarse delante del lente, se sientan cómodas, Ana sostiene que debe realizar mucho trabajo previo, “para intentar que no sea forzado hay que dedicarle mucho, es decir, el objetivo es que parezca que están existiendo y no posando, que es lo que la diferencia con la foto de cumple de 15 por ejemplo. En el caso de la fotografía documental mi criterio siempre es pedir permiso. Por ejemplo, en el verano salí a observar a la gente que, después de la siesta, cuando baja el sol, se sienta en la vereda a tomar mates y ver los autos pasar. Sé que hay personas que sostienen que primero sacan la foto para no modificar el momento y reconozco que es real pero yo siempre consulto antes. Si es algo que no puedo dejar pasar, saco la foto y luego consulto, entonces si no están de acuerdo la borro directamente. Igual a la gente le re gusta que le saque fotos, he sacado en negocios como la Tintorería Bolívar y otros espacios que yo recordaba de mi  infancia y fue re linda experiencia”.

En las redes de Ana, se puede ver todo su trabajo pero aparecen, además, fotografías en las que ella ha sido fotografiada. Ponerse delante de cámara fue para ella “un intercambio re lindo en la Isla Paulino que hicimos con Merra, una compañera de la facultad y una persona muy especial. Me sentí muy cómoda, lo más normal es sentirse segura con la cámara en la mano y eso es también parte de mi zona de confort, de la que intento salirme constantemente”.

 

Contacto:

Instagram/Facebook: Ana del Mar

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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