Centro Integral de Servicios

Los Hernández llave en mano

Luis y Marcos, fundador y continuador del comercio que ofrece servicios que buscan la resolución total de problemas. A la amplia gama de trabajos históricos se agrega la comercialización de estufas, y la inauguración de nuevo local.

 

Luis Hernández es el fundador de la empresa llamada Centro Integral de Servicios, actividad que comenzó en 1986. Ahora Marcos Hernández comienza a tomar la posta del negocio familiar. "Tengo una pequeña empresa que con los años se ha ido formando, con mucha suerte, con buenos empleados que algunos me acompañan casi desde el comienzo", declara el padre con la humildad que lo caracteriza.

En el ´86 intentan una actividad conjunta con su hermano, quien "se queda en Del Valle, y arranqué con un pequeño local en calle Alvear, con sólo diez rollos de membrana". Después de una década ya siguió camino en soledad, pasaron otros 20 años con el local en Brown, hasta que al final de 2017 se produce la mudanza a calle Sarmiento 771, lo que incluye una renovación total para el emprendimiento.

                         

Hernández suele bromear sobre su historia como sastre, albañil y agrega bailarín, como historia de vida. Ahora al frente de su empresa, con compañía de su hijo, docente, y continuador de la impronta del reconocido solucionador de problemas. Lógicamente Luis prefiere apoyar "su carrera de ingeniero, aunque siempre está para darme una mano, lo que es una gran satisfacción que él quiera acompañarme".

Marcos además es admirador de Luis, afirma que "los treinta años que lleva en esto hace que mi vida pase por esta empresa, todo lo que hemos vivido y ha logrado la familia es por el funcionamiento de un conjunto, desde mi mamá que banca la parada y papá que trabaja todo el día". Luis hace 63 años que trabaja, "y todos me enseñaron el valor de la palabra y el deber de cumplir", como un sello que lo caracteriza.

Cuando se observan comercios con tanta historia, también dan cuenta de recorridos de vida. "No tengo que andar escondiéndome", sentencia Luis satisfecho de haberlo hecho. Si bien parece impensada la jubilación, Luis siente el respaldo en la continuidad. Marcos advierte que para él "se trata de un desafío", interpretando una "empresa armada con una gran trayectoria, hay una carga importante que es el prestigio y el nombre que ha logrado papá".

En la mayoría de los comercios instalados suele plantearse un ocaso a falta de continuadores en el seno familiar. Luis quiere que su hijo sea el ingeniero, y Marcos busca conciliar sus pasiones, "mi idea es agregar el aspecto profesional a lo que ya ofrece la empresa, en tanto la docencia quedará como un hobby, porque es algo que me gusta mucho, que no es muy redituable, pero da muchas satisfacciones, por lo que me quedaré con algunas horas para disfrutar. Pero el plan es que con el título de ingeniero pueda darle más empuje y abrir el campo de oportunidades para nuestra actividad".

Que Luis tenga un continuador en el rubro "es algo ideal, uno trabaja y quiere que esto tenga continuidad y un buen nombre, eso lo converso siempre con los muchachos". Justamente el hecho de mantener sus recursos humanos es una de las ventajas de Hernández, algo que no se ha dado casualmente sino que intento "pagarles bien, dejarlos trabajar y que estén conformes, si hay que dar una mano cuando lo necesitan intentamos estar. Se trata de ser compañeros". Esa consolidación del equipo redunda en resultados y en saber delegar.

 

Cuando Luis habla de su empresa, siempre va a decir que la necesidad es solucionar problemas a la gente, más allá de lo que comercializa se basa en que "nosotros hacemos servicios, y si el cliente tiene una emergencia le metemos mano a todo, sea plomería, albañilería, gas, cloacas o podar una planta, nosotros tenemos equipo para que nuestros clientes tengan todos sus problemas resueltos. Si tenemos que poner una estufa, vamos a romper, colocar, y dejar todo como estaba. Eso es lo que necesita la gente, incluso llevamos los materiales nosotros; intentamos que no tengan que incomodarse con nada".

Cuando todo comenzó en 1986 los Hernández tenían diez rollos de membrana "y una camionetita Fiat Multicarga" -azul-, pero inmediatamente comenzó a ampliarse el negocio "porque a mí me gusta aprender", afirma Luis. "Si me traen un problema, y si yo no sé qué hacer -ahora se facilita con Internet-, pero antes tomaba el teléfono y buscaba gente en Buenos Aires que lo supiera hacer. Lo primero en importancia fue darle una solución al Ing. García con el sótano de la Farmacia Fal, el que siempre había tenido cerca de un metro de agua; busqué ayuda, me contactaron con especialistas, hicimos el trabajo y todavía está hecho aquél mismo trabajo. Fue un riesgo, pero después terminé solucionando un montón de sótanos y silos de cereales", lo que requirió aprender a manipular el cemento rápido, "la misma técnica y material que se utiliza en la reparación de diques", agrega Marcos.

Con el paso del tiempo se fueron incorporando actividades, "fue importante la inclusión de cielorrasos termoacústicos, uno de los primeros fue en la Escuela Nº 6, después en la Nº 1, Artecón, talleres, hasta que agregamos fumigaciones para control de plagas como bicho taladro", actividad que aun continúan. Más adelante se incorporó la máquina de destapar cloacas, un servicio que trabaja sobre la emergencia.

Es Marcos el que resalta que "nuestro fuerte siguen siendo las impermeabilizaciones, techos, tanques, aguadas, conos de silos, y el servicio de destapación".

 

Estufas y tecnología ambiental

Como si fueran casualidades las actividades de su vida comercial, Luis narra que participando de una exposición rural le tocó de vecino de stand un fabricante de estufas con el que entabló una relación dialogal, "hasta que un día llegó y me dijo que había averiguado sobre mí y me ofreció la colocación de estufas. Le ofrecí la comercialización y colocación, le gustó la propuesta y comenzamos a hacerlo; ahora tenemos un surtido importante para que puedan elegir".

Al momento de definir el producto los Hernández explican que "no dan humo ni olor, no gastan más que una cuarta parte de una salamandra común, de muy fácil encendido. Estos productos generan calor seco", dando mayor calidad, "a la vez se puede derivar a distintas habitaciones, como si fuera calefacción central". Asimismo "podés elegir una amplia variedad de modelos, donde podés ver la llama, algunas que funcionan como hornos; hay gran diversidad -concluyen- tiene una gran duración por la calidad de sus materiales, y tienen un diseño muy moderno y agradable".

Lo nuevo y tecnológico viene de la mano de una "nueva generación de estufas ecológicas, que funcionan con alcohol en gel, es decir un combustible no tradicional y que no es fósil, con un acabado de diseño que las hace muy lindas".

En cuanto a los beneficios para el usuario Marcos enumera "desde lo básico que no es emisora de monóxido de carbono, se enciende en forma instantánea, son muy decorativas con un excelente diseño vanguardista, no hay que hacer nada más que llevarla, y al no ser un combustible fósil el que las alimenta, colaboramos con el medio ambiente y no tenés que ir a comprar el kerosene que no existe más o no tenés que gastar exorbitantes sumas en gas, sino que tienen un alto rendimiento porque con dos litros de combustible dura un día completo".

El alcohol en gel también se comercializará en Centro Integral de Servicios, al que también refirieron sobre las propiedades de seguridad, tales como "que no se derrama porque es un gel, y segundo no tiene posibilidad de explosión porque la combustión se da en la evaporación, en la medida que se produce la misma necesita una llama, y allí su consumo; en caso de apagarse la estufa, queda el gel. Incluso pueden incorporarse aromatizantes para aprovechar la combustión". Complementa Luis que "como todo lo que hacemos, el servicio es integral, colocación completa, a lo que hemos agregado complementos para asegurar el nivel de satisfacción que pretendemos dar a nuestros clientes".

 

Contacto:

Sarmiento 771 - TEL 2314 532599 / 408570 / 427561