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Haciendo piso

Carlos Sena fabrica mosaicos desde la niñez. Sin nada en el bolsillo se hizo cargo de un emprendimiento que ha hecho historia en Bolívar. Adaptándose al mercado se proyecta en la región. “Es difícil formar personas que quieran seguir con este oficio”

 

 

 

 

La historia de Carlos Sena con la fábrica de mosaicos, arrancó cuando era muy chico y perdura hasta los días de hoy. Primero lo fue como empleado y luego, como propietario. Empezó trabajando en la firma de Juan Carlos “Cucheto” Rodríguez que, en ese entonces, funcionaba en un local de calle Rondeau y Roca. “Ahí estuve 35 años como empleado y ya hace 24 años del día que me dejó todo en mis manos para que yo pudiera seguir adelante, porque su deseo era la continuidad de la fábrica. Él confío en mí para que esto no se perdiera”, fueron las primeras palabras que expresó Sena sentado en su oficina.

La propuesta de tomar la posta de la fábrica “me encantó; pero emprender ese desafío no era fácil. Yo era un empleado, debía hacerme cargo de todos los materiales, que muchos vienen de Córdoba, como el granito y otros, como el cemento que podía comprarlo acá o también el cemento blanco, que es importado y se paga por adelantado, sino no entregan la mercadería. Pero el propio “Cucheto” me dijo que no me haga problema: “yo te doy los materiales que hay acá porque sé que me los vas a pagar. Tomé las riendas en un momento difícil porque no se vendía bien pero, por suerte, tenía contacto con mucha gente, como por ejemplo los que se dedicaban a la construcción como Pisano, Devito, Sosa, entre otros, que me conocían de chiquito. Así fue que me empezaron a ayudar y tomé la decisión de aceptar la propuesta de Cucheto Rodríguez”, relató Sena.

Decidido a tomar este nuevo camino, hasta el propio padre de su ex patrón, don Juan Rodríguez, también lo ayudó en el emprendimiento porque siempre pasaba a enseñarle algo más del oficio. “Siempre recuerdo que me hablaba mucho del cliente. Él decía que a los clientes hay que atenderlos a todos por igual y siempre lo mejor posible porque son los que nos dan de comer. Y en eso, don Juan tenía toda la razón del mundo, aunque al principio era algo complicado; pero de a poco le fui tomando la mano. Todos ellos fueron buenísimos conmigo, sino hoy no estaría acá”.

En la fábrica de Rodríguez llegaron a trabajar cerca de 37 empleados. “Muchos me enseñaron este oficio como el padre de quien hoy tiene la despensa Amilibia y José Lista, entre otros, porque yo, en ese momento, tenía 13 años cuando me sumé a la actividad laboral”.

El por qué de la decisión de Rodríguez de dejar la fábrica en las manos de Sena no tiene una respuesta concreta. Sena indicó que “en la fábrica trabajaban mucho familiares de él, hasta tíos. No sé qué es lo que vio en mí; pero de golpe y porrazo me llamó para hacerme esta propuesta, la cual, me sorprendió mucho. Es cierto también, que yo terminaba de trabajar, llegaba un camión que había que descargar cuando en ese entonces era todo a mano porque no había zamping ni nada parecido. Me decía de descargarlo y lo hacíamos y si por eso me tenía que pagar 10 pesos, siempre me daba 12 ó 15 pesos”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La actual fábrica, ubicada en calle prolongación Rondeau, está hace ya 30 años con máquinas más modernas. “Antes era todo a mano, me acuerdo que teníamos que cargar bolsas y la maquinaria era bastante vieja. Ahora tenemos máquinas semi automáticas, igual nada que ver con las actuales; pero con lo que tenemos trabajamos muy bien”.

Los mosaicos y trabajos de la fábrica de Carlos Sena no sólo son conocidos en Bolívar, sino también en una amplia zona. “Tengo clientes de todos lados como de Córdoba, Río Grande, Olavarría, Daireaux, Henderson, Pehuajó y mucho más”, relató Sena.

En la actualidad y muy relacionado con la venta y suma de clientes de otros lugares, es que han quedado pocas fábricas de este tipo y según el propio emprendedor esto se debe “porque es difícil formar personas que quieran seguir con este oficio. Es cierto que es un trabajo bastante esclavo, yo digo que estoy hace 59 años en esto, trabajando diez horas por día, por eso, ahora estoy tratando de enseñarles a los dos chicos que trabajan conmigo para que aprendan y el día de mañana puedan seguir en esto. Yo mientras me sienta bien voy a seguir estando; pero sabemos que esto es un trabajo pesado. Por ahora estamos trabajando bien y la gente me sigue apoyando muchísimo”.

En la fábrica siempre se trata de innovar y generar cosas nuevas. La aparición de la cerámica llevó a no estancarse y producir otras cosas. “Cuando yo empecé los mosaicos que se hacían eran de color blanco, gris y negro. Hoy, tengo una cantidad enorme del mismo material y de distintos colores porque los adelantos nos llevan a seguir buscando otras cosas. Tratamos de adaptarnos a los nuevos tiempos y mejorar siempre. Soy de mirar mucho y donde noto algo raro, lo anoto, ya que conozco todos los materiales, vengo y lo empiezo a practicar a ver cómo queda, para luego saber si a los clientes les gusta”. 

En la fábrica se puede encontrar mosaicos para todo tipo de pisos, “hoy, en la situación que está el país, viene una persona por un arreglo de pocos metros o por pocos mosaicos y nosotros tratamos de hacer ese arreglo, que quede bien y no decirle de hacer todo nuevo porque es mucha plata”.

El oficio sigue teniendo mucho de manual y artesanal más allá del adelanto de las máquinas que vino a facilitar un poco el trabajo. “Para lo que hacemos estamos bien con las máquinas que tenemos. Lo que es tecnología de última generación es muy difícil por los costos y además, nosotros tenemos la ventaja que si se nos rompe una máquina la podemos arreglar nosotros mismos”, analizó.

La situación con respecto a algunos materiales para la fabricación se ha tornado complicada, sobre todo, las materias primas importadas. “El claro ejemplo es el cemento blanco, hay que pedirlo, después pagarlo y a la semana o a los quince días lo mandan. Y además, antes de depositar el dinero hay que llamar al proveedor porque se manejan con el precio del dólar. También, compro en Química Mar del Plata, que tiene muchos productos que usamos como el ferrite, tanto el importado como el nacional, en los que hay una diferencia de precios muy apreciable y en la calidad también”, obligando a preparar su propia fórmula reforzada.

Otro ejemplo es un piso calcáreo. Sena explicó que “el de hoy no se puede ni pulir porque lo perjudica; pero si pulís un piso de hace 30 ó 40 años es como si nada y te dura toda la vida. Esto se da por la diferencia que hay en la materia prima. Es más, si usabas el color negro, para sacártelo de las manos era tremendo y hoy es como si nada”.

Hoy, Sena trabaja en la fábrica con dos empleados a los que busca enseñarles el oficio. “Es muy difícil conseguir gente. Yo siempre les cuento de este trabajo cuando era joven. Teníamos piletones y allá en la otra fábrica no podíamos tirar mucha agua a la calle y, en invierno, teníamos que sacar los mosaicos del agua sin guantes ni nada. Se te partían los dedos y la gente de ese entones te decía que así comenzaba el oficio. Pero, en ese entonces, aquellos que sabían más que uno, nos explicaban todo y así es como se aprende a trabajar, a respetar y todo eso a mí me sirvió mucho”.

Sobre si esperaba tener esta continuidad de 59 años trabajando en el mismo rubro y llevando adelante la fábrica hace más de 24 años, Sena respondió que “fue raro porque cuando me ofrece hacerme cargo yo no tenía nada. Era distinto si yo tuviera un capital pero era sólo un empleado. ¡Qué iba a pensar que se podía dar ese cambio!. También noté con el paso del tiempo que hay que ser ordenado. Yo me dedico a todo lo que es el trabajo en la fábrica y compra de los insumos; pero después lo que son cuentas y papeles lo hace todo mi señora y las hijas, así entre todos nos ayudamos. Hacemos todo en forma familiar porque, por más que yo lleve más de 50 años con la fábrica, no lo sé todo, siempre se aprende algo nuevo y esto es fundamental”.

Por último, Sena agradeció a todos los clientes y a los que se acordaron por este nuevo aniversario. “Ha sido un año muy bueno, tuve un reconocimiento del señor intendente y de la Cámara Bolívar y todo eso da ganas de seguir trabajando”.

La fábrica de mosaicos de Carlos Sena se encuentra en calle prolongación Rondeau 950.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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