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Dueño / Vendedor, doble faceta

 

El microemprendedor suele cumplir la doble función, y debe sobrevivir. ¿Qué trucos podemos aplicar?

 

Todo pequeño emprendedor en su faceta inicial deberá ser consciente que por un tiempo más que considerable tendrá que afrontar la doble faceta de dueño y comercializador.

Aquella doble ocupación, incluso suele proyectarse para siempre, tal el caso de los cuentapropistas o profesionales independientes que no requieren más que su propio accionar. ¿Cuántas veces hemos escuchado, yo soy el negocio? El hecho de poder compaginar ambas funciones suele ser estresante, ya que el hecho de vender es un trabajo tiempo completo, como también lo es el de conducir un emprendimiento. ¿Dos vidas? No, paralelas.

La remanida palabra organización vuelve a aparecer. No se sabe cómo, porque inicialmente todo es nuevo, y parece que las acciones se vienen encima. Ahí la disyuntiva suele plantearse entre salir a vender y dejar de lado la organización propiamente dicha, o se dedica a sostener la burocracia y las cuestiones técnicas perdiendo las oportunidades de venta en la calle. Allí reaparece la planificación, para no perder efectividad. Y en ello, una vez más, organizar el tiempo es clave.

No existen fórmulas únicas e inequívocas para solucionar la cuestión, porque el aspecto comercial (la venta en sí) es crítica para sostener el emprendimiento, como también en algún momento atender los aspectos organizacionales (compras, pagos, cobros, etc., suelen ser la prioridad). ¿A qué prestarle atención? ¿En qué momentos?. Algunos han coincidido en que priorizar, planificar lo que se hará, cumplir con la misma y posteriormente delegar, pueden dar resultados.

Pero hasta que se logre ritmo y autonomía, es conveniente intentar obtener resultados en cada visita de ventas, planificando y poniendo todo para que cada reunión se transforme en una oportunidad de negocios, lo que requerirá que ante cada contacto que se establezca se lo haga con el interlocutor adecuado, contando con todo lo necesario para ofrecerle. No olvidar nada!

En todas las actividades existen tiempos muertos, uno de ellos son los viajes, por lo que aprovechar esos momentos para mantener contactos con los clientes, como también los potenciales, son una nueva oportunidad. No siempre se tratará de concretar la venta, a veces para conocer en qué andan sus proyectos, cómo va su actividad... son herramientas que podremos utilizar y refuerzan lazos comunicacionales.

Cuando la actividad que se emprenda es absorbida por el día a día se pierde la perspectiva, capacidad más que necesaria para evaluar los pasos subsiguientes y la propia evolución del emprendimiento. Nuevamente, la planificación y la organización.

Para que lo último no suceda, hay que aprehender que no se puede hacer todo, por lo que tercerizar las áreas que no se dominan, pueden ayudar a concentrarse en la actividad principal. El hacer todo tiene la ventaja de otorgar una visión global, pero cobra -como contrapartida- una gran dispersión, impidiendo salvar errores y ralentizando el crecimiento.

Que la venta no sea productora de estrés, vender es natural al sistema, por lo que desarrollar sus actividades para sentirla con habitual, sincera y seria, ayuda a la comercialización.

Si de recursos humanos se trata, la elección es esencial. No se trata de contratar para salir del apuro, hay que confiar en ellos, buscando el involucramiento, para poder delegar sin que la presencia de el dueño sea necesaria para el normal funcionamiento.

Por último, y no por orden, la comunicación. Tener clientes y equipos informados canalizan la gestión de todas las actividades empresarias. No deben quedar afuera de nuestras intenciones, aunque sea enviando un correo electrónico. Saber que se está trabajando por ellos es importante para el cliente.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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