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AIDA, tiene razón

 

El tradicional e histórico concepto o modelo AIDA aplicado a la comunicación de campañas (publicidad y propaganda) aún muestra su enorme vigencia. Ideado a fines del S XIX por el publicista Elias St. Elmo Lewis, todavía se considera como fundamental en el planteo de las estrategias de marketing, publicidad, comunicación y ventas.

AIDA es el acrónimo de cuatro fases que deben producirse en forma secuencial en todo mensaje comunicativo: Atención, Interés, Deseo y Acción (Attention o Awareness, Interest, Desire & Action).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo primero que debe requerir cualquier proceso comunicativo es la Atención, y por ser la primera suele ser una de las más difíciles para los comunicadores (o vendedores). Ya hemos abordado la problemática de diferenciarse entre el cúmulo de mensajes que se reciben cotidianamente, por ende, hallar una forma de atraer la atención requiere de todo un despliegue técnico. Igualmente, cuando se logra, es insuficiente, porque ello requerirá generar en el receptor un Interés.

 

Si logramos atraer la atención, que se fijen en nuestro producto comunicativo (en cualquiera de sus formas), es necesario crear Interés. No basta con que nos vean (por su color, diseño, tipografía, mensaje, imagen, forma, etc.), también debe tener algo que llame la atención, que de alguna manera se refiera a un público, y así lo sienta interpelado.

 

Nos vieron y llamamos la atención; el próximo paso consiste en generar un Deseo (ya en el campo del marketing). En esa instancia el mensaje debiera indicar que satisface las necesidades detectadas, gratificarnos en el consumo (deseo agotado). En ocasiones se trata de forzar la intención existente, orientando la necesidad, como cuando ya se evalúan las alternativas de adquisición de un producto (de comprar zapatillas al deseo de una en particular).

 

Finalmente nos queda enfatizar el sentido de nuestro proceso comunicativo, que el cliente (o posible) pase a la Acción, es decir, que compre. Aquí las alternativas son realmente múltiples, fundamentalmente se trata de conseguir el dato que sirva para cerrar el trato (sea en forma digital, como llenar algún formulario de contacto, o de manera relacional)

 

La ley del embudo: según el modelo AIDA, con conceptos consecutivos, se trata de generar un embudo de conversión en el que de una fase a la otra se van perdiendo personas. Esto es porque no todas concibieron el mensajes como un llamado de atención, otras no sintieron interés, en algunas no hemos despertado deseo, ni todas (naturalmente) se llamarán a la acción. De allí que es necesario hacer la boca del embudo lo más ancha posible, para que quepan más personas, y llegar al final con las que nos hayamos propuesto como objetivo.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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