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Cerveza Bolívar, de la necesidad a la estrategia

 

Calidad e identidad como fortaleza de producto y marca. Rubia, dorada, roja y negra las alternativas que Scivetti oferta. Un emprendimiento surgido en la necesidad pero concretado en tiempos productivos.

 

A la costumbre bolivarense de regalar queso y chorizo seco se le suma, hace poco más de dos años, una alternativa que representa a la ciudad y su gente: Cerveza Bolívar. Conocida y recomendada por varios coterráneos esta cerveza artesanal pudo ganarse el lugar en algunos pubs, restaurantes e incluso en hogares y fiestas importantes. Aquello que nació como un hobbie, de la curiosidad por aprender algo nuevo, hoy es reconocido como un emprendimiento familiar que se instala con éxito en la ciudad.

La crisis de 2001 tuvo como una de sus principales consecuencias el desempleo, que además permitió el surgimiento de una apertura sin igual al mercado laboral en todas sus variantes. Junto a este proceso se comenzaron a notar cambios en los hábitos de consumo guiados por la nueva tendencia a los productos naturales. El panorama se mostraba predispuesto para el nacimiento de nuevos emprendimientos, negocios que incursionaran en áreas desconocidas hasta entonces, había que animarse a desarrollar nuevos productos simplemente para poder subsistir. Es dentro de esta economía de la supervivencia que Christian Scivetti se forma en el arte de producir cerveza.

En un principio aprender a elaborar cerveza formó parte de una serie de cursos que se dictaban en simultáneo con la intención de generar salidas laborales independientes. “En el 2000 me quedé sin trabajo, era el momento del trueque y entonces aprendí diferentes oficios. Así empecé con pequeños emprendimientos entre los cuales estaba la cerveza pero no llegué a desarrollarlo totalmente, lo pensaba más como un pasatiempo que como un negocio”, expone el emprendedor.

Hacia el 2012 comenzaron los preparativos para realizar la producción de una cerveza que ya no sería para los amigos sino que estaría destinada a la comercialización. A lo que ya le aportaba el título de Administración de Empresas, Christian le sumó la capacitación de cursos especializados en la elaboración de cerveza artesanal. Una vez que se sintió preparado llegó el momento de generar el espacio propicio para producir. Entonces hubo que trabajar en los requisitos a cumplir y así lograr la habilitación necesaria para lo que sería su elaboración y venta: “la infraestructura fue lo que más me costó porque tuve que sectorizar todo, la parte de molienda por un lado, la de embotellado por otro, y más detalles que una vez logrados me permitieron empezar con la producción”.

 

Definir el mercado

Una vez establecido el producto, Scivetti tuvo que continuar el proceso. La disposición previa al lanzamiento no terminaba allí sino que para asegurarse el éxito, al menos en un gran porcentaje, aún faltaba un paso más, la prueba: “elegí una muestra de hombres y mujeres de 25 a 55 años que probaran la cerveza y dieran su opinión honesta para asegurarme de que es buena, de otra manera no podría representar a Bolívar”. Otro punto importante a tener en cuenta es la circulación del mismo producto en el mercado, poder analizar cómo funciona, a quiénes está dirigido y qué alternativa o mejoría se puede ofrecer sobre el mismo. Scivetti asume que “antes de la venta estudié el negocio teniendo en cuenta sobre todo la posibilidad de ofrecer algo distinto, algo que no había en Bolívar. Ser pionero podía ayudar a que esto funcionara pero sólo lo podía saber intentándolo”.

Lo que se busca con Cerveza Bolívar es representar al lugar, que la gente local pueda sentirla propia, que la valore como patrimonio, si se quiere, y que esto le permita ser difundida como un producto de la ciudad. “Emprender en Bolívar te da el privilegio de poder hacer un producto representativo que en otro lado, en Buenos Aires por ejemplo, no funcionaría porque no existe la cuestión del arraigo e identidad con la ciudad”, sostiene.

Desde el principio el producto estuvo apuntado a la gente de Bolívar, las expectativas no giraban en torno a vender masivamente sino a ofrecer un producto de alta calidad a bolivarenses y turistas. “Elegí el nombre de la ciudad para apuntar también a turistas porque, aunque a veces no se note, a Bolívar viene mucha gente de afuera. Ya sea que llegan para quedarse o sólo de pasada, todos quieren probar algo de la ciudad, y si eso es artesanal mucho mejor”, sentencia. Si bien existe la posibilidad de ampliar la distribución a toda la región y así aumentar el margen de ganancias se decidió que se trabajaría con un producto selectivo que pueda satisfacer por completo a sus consumidores. En este sentido su creador afirma que “no se trata de un negocio ambicioso sino que con poder elaborar algo que brinde goce al consumidor, y a mí mismo, ya estoy más que satisfecho”.

 

El medio ambiente al negocio

Producir y/o consumir una cerveza artesanal, a diferencia de lo industrial, permite coincidir con una política que protege al medio ambiente. En este sentido se utilizan productos naturales y la limpieza de sus envases se realiza de manera ecológica, ya sea utilizando vinagre, alcohol o sulfato de sodio, materiales que no contaminan a la naturaleza. Además se reciclan los envases que son devueltos a su productor.

 

Artesanal por definición y calidad

Cerveza Bolívar se constituye como un emprendimiento unitario que cuenta a menudo, con el apoyo familiar. El motivo de que la elaboración esté a cargo de una sola persona es el de asegurar la calidad del producto: “me parece importarte dedicarle el tiempo que se merece y no descuidar ningún detalle, por eso me gusta encargarme personalmente y no delegar en un empleado o ayudante”. Se trata además de una producción limitada ya que, de lo contrario, se perdería su esencia artesanal y su principal objetivo, el disfrute.

El resultado de un arduo trabajo, casi perfeccionista, es una cerveza artesanal cien por ciento natural elaborada con insumos de primera calidad. Además tiene asegurados todos los controles que la habilitan para la venta y, no menos importante, se le vuelca todo el amor posible a su proceso de producción para que de primera calidad: “Hago la cerveza como la mejor, le pongo excelentes insumos y trato de darle una excelente calidad, a veces eso se ve reflejado en el precio pero realmente lo vale. No importa que venda sólo tres botellas si esas tres son las mejores en el mercado”, establece.

A lo expresado se le suma un abanico de sabores cubierto por cuatro variantes: rubia, dorada, roja y negra. Si bien su orden es por colores cada una tiene su propia receta y origen que la diferencia del resto: alemana, belga, escocesa o inglesa. Su distribución está a cargo de bares, pubs, lugares de comida gourmet y restaurantes, además de la venta personal a cargo de su productor.

A modo de conclusión Scivetti aconseja a aquellos emprendedores que aún se encuentran en la etapa de planificar sus productos que tengan en cuenta algunos detalles previos como el estado actual del  rubro a incursionar, la posibilidad de ofrecer una alternativa innovadora, la viabilidad de difusión del producto, el mercado al que se desea dirigir, y no dejarse impedir por el miedo al fracaso: “para saber si un proyecto funciona hay que ponerlo en marcha si no a uno le queda la duda de si hubiera podido desarrollarlo o no”.

 

Contacto:

Teléfonos: (02314) 426987 y 15532157

Facebook: Cerveza Bolívar

Mail: cervezabolivar@speedy.com.ar

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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