Publicidad en el espacio público

 

Si te dijeran que en este medio podés contratar un espacio para que tu negocio sea visto mínimamente por 700.000 (sí setecientas mil) a dos millones de personas al año, seguramente te quedarías pensando en la oportunidad que estás desaprovechando.

Hay muchos peces en el océano establece el adagio. Aunque en publicidad hay muchos caminos recorridos, siempre existe la fórmula que por su innovación suele tener éxito. Pero tampoco hay fórmulas al momento de seleccionar el medio específico, como el de la vía pública. La publicidad en la calle nos invade, casi imperceptiblemente, desde siempre... es que el anuncio comenzó en la vía pública, y siempre está al alcance de tu negocio.

La vigencia de la publicidad en la vía pública mantiene vigencia. Según estudios internacionales de publicidad (FEPE) el 70% de los consumidores ha reaccionado a partir de la publicidad exterior; un 40% ha buscado más información sobre el producto, ascendiendo al 62% cuando estaban llevando un dispositivo móvil. Pero si el mismo anuncio ofrece algún descuento o premio, el impacto en el público puede llegar al 70%.

Ya sabemos que en publicidad la esencia es la creatividad, terreno de profesionales, a lo que podemos agregar innovación, diferenciación, capacidad de sorprender... por lo tanto la regla se acomoda.

 

Si no hay más que indicios, debe haber un punto de partida para poder aplicar en mi negocio, o al menos para evitar ser estafado, si es que contratamos a alguien. La experiencia, el sentido común, la intuición deben estar presentes en una pieza de vía pública.

En la publicidad pública exitosa, algunos factores en común se tuvieron que dar:

• Salir fuera del soporte rectangular que propone

• Usar otro tipo de iluminación

• Hacer referencia a quien lo mira o el entorno

• Generar sorpresa en el usuarios

• Impresionar!!!

 

Una pieza pública debe generar impacto, sino pasará desapercibida. Hay que lograr que la gente deje la mirada cotidiana para dirigirse a la propuesta presentada. Un buen anuncio debe pegar, atrapar, sacar al público de su andar cotidiano y llevar la atención hacia ese mensaje.

Para que sea "visto" es obvio que tiene que tener visibilidad, lo que no siempre se da. Un buen anuncio callejero debe verse desde lejos, tiene que identificarse sobre el resto, debe destacarse. Si a la pasada logro identificar la marca o su iconografía, el objetivo está logrado. Aquí cabe hacer una salvedad comunicacional, un cartel no es un folleto, por lo que no se le dedica el mismo tiempo de lectura.

Ya más difícil es entrar en el plano de su integridad, es decir que la pieza no dependa de otras comunicaciones, sino que contenga un mensaje completo. En los tiempos de la híper comunicación y exposición, es pretencioso suponer que el público pueda recordar otros anuncios vinculados o completar el mensaje no expresado.

Un buen mensaje no parte de la nada, sino que debe tener familiaridad con la marca o el producto, debe remitir a ellos, porque cada uno de ellos tiene una identificación, una historia.

Enfatizamos el concepto del consumo al paso, un anuncio en la vía pública debe contener economía de recursos, debe ser simple. Uno prestará atención a las cosas dependiendo de lo que nos llame la atención, pero en tiempos de personas apuradas (dispersas y entretenidas) el lapso de atención es muy corto, decididamente escaso. Por lo tanto, cuanto menos elementos pongamos en composición, cuanto más claro y contundente sea el mensaje, más fácil daremos en el blanco. Recordemos que siempre, menos es más.

Finalmente contemplemos que no se hace ciencia, que interactuamos con la humanidad, por lo que así como hay excepciones que rompen la regla, hay reglas que no siempre dan en el blanco.