La duda el peor enemigo del vendedor

 

Para los expertos en ventas no existe mayor realidad que establecer que la duda es el peor enemigo del vendedor. Consideran que es el sentimiento negativo que más daños hace a quien comienza sus labores como tal.

A todo comercializdor le ha tocado el momento de oscuridad en el que el debate en el subconsciente empieza a enviar mensajes como “no lo quiero molestar”, o “no me lo va a comprar”, o quizás un “insisto en otro momento”. El temor al rechazo, al ridículo, o una simple distracción, arruinan la oportunidad de concretar la venta, haciendo que se olviden las características del producto, haciendo que lo que intentábamos decir, pierda efectividad.

Para evitar esas situaciones, también existen técnicas que auguran un buen resultado.

Para muchos optimistas, el éxito es una sumatoria de fracasos. Miles de ejemplos de –hoy- hombres exitosos desarrollaron un modo para superar las dificultades que presenta la duda. En todos ellos fue la actitud el factor desencadenante en la personalidad.

Para ello hay que considerar:

La actitud correcta, cuando se está seguro de sí mismo. La venta no tiene que ser traumática, no ha de convertirse en una experiencia negativa. Esa disposición hará más facil destruir el fantasma de la duda; para ello deberá dotar al cerebro de hábitos positivos, incluyendo el bloqueo de sentimientos negativos. Algo supuestamente simple: si el cerebro está dotado para incorporar la negatividad, también lo estará para adquirir actitudes positivas. En ese proceso es que se instala la seguridad.

La actitud positiva es un auténtico hábito, como el de andar en bicicleta. Inicialmente nos ha costado empujar un pie en el pedal, en tanto el otro se retrae. Mantener la dirección del manubrio, peladear, avanzar, nos ha costado las primeras veces. Una vez aprehendido, no se vuelven a racionalizar, se hacen. Algo similar ocurre con la actitud positiva, será un acto inconsciente. Esa nueva adquisición, irá más allá del proceso de ventas, será parte de la vida.

Si no se producen esas transformaciones internas, la duda permanecerá, acompañada de un sentimiento de culpabilidad: ¿por qué no lo hice a tiempo?.