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Re-Evolución 2020

“Nacer con Conciencia y Dominio”

Por Verónica Ruiz

 

Morir para nacer. Celebramos el nacimiento del bebé sin tomar conciencia de la muerte por la que ha atravesado para llegar a nuestros brazos. Desde entonces, hemos negado una parte del proceso continuo de muerte y vida, y a nuestros días, la muerte sigue siendo un don Juan que nos aterra.

El estado de unidad absoluta que se vive en el útero, cesa de existir en el momento en que el trabajo de parto se inicia.  Hasta entonces él bebe (incluso ese que fuiste vos) no tiene conciencia del YO, está unido (es uno con el nido), se percibe a sí mismo como indivisible de la mama y del hogar que es el útero. Cuando comienza el trabajo de parto ambos se disponen a dar todo de sí para atravesar el canal. Cuan si fuera un túnel, adapta su forma (de la que no tiene conciencia), y aunando fuerzas logra llegar a esta realidad, nueva y totalmente desconocida para él. En la línea de llegada llora, se siente separado y sabe que ya no tiene todo lo que allí, sí estaba garantizado. En su primer mundo, era nutrido, cobijado y trasladado con seguridad sin hacer nada para que ello ocurra. ¿Puedes ahora comprender cuan revelador es el nacimiento? ¡Tuviste que morir para nacer! Aquí comienza a construirse la estructura psicológica como individuo, percibiendo de continuo el vacío existencial de la separación. ¿Y por qué lo estamos mirando? ¿Decime si lo has percibido ya?… Eureka! ¡Hoy estamos igual ¡Y cada día en esta encarnación, hemos pasado por lo mismo! Ciclos constantes de muerte y vida que jamás se detienen y que nuestra mirada, solo nos permite colocarnos de uno u otro lado. La dicha y la celebración del nacido; el dolor y el duelo del que parte. ¿Y si partir fuera regresar a ese estado de comunión con el todo?

Hoy situémonos en nuestros propios pies, aquí, sobre tus huellas e incluso sobre los pasos que aún no has dado. El 2020 nos encerró en casa, tal una manifestación de límites extremos, el mundo se pausó y vos con él. No volveremos a vernos igual. Lo primero que viste es tu soledad y la falta de conciencia de quien eres, luego miraste a los tuyos, los que están cerca y los que no pudiste abrazar y por último proyectaste la mirada a un mundo solitario y asustado que se disuelve en fantasías.  ¡Es hora de nacer! ¡Nos gestamos a nosotros mismos y en este momento hemos de decidir darnos vida, en ésta, nuestra nueva vida!

En el parto asistimos a la muerte de la realidad conocida, y este año lo hemos vivido también, y si mirás tu camino, podrás reconocer muchos puntos en los que sentiste volver a nacer… Y ha sido y será así por siempre. Podés morir y nacer mil veces en una misma vida y acompasar tus ritmos con este flujo natural te sumerge en un estado energético vital. Estado que siempre fue así, pero a fuerza de control e ilusión, no habíamos podido mirar.

Nacer es mirarte. Correr el velo y verte desde tu unicidad y perfección, así, tal como eres.  Empoderándote de tu dominio personal que yace en tu naturaleza y solo quiere ser expresado.  Miedo y ansiedad solo esconden enojo, ese enojo a no elegir, a no Ser, a no expresarte y a no accionar desde tu propia luz. Desvestirse de los debería, abandonar la lucha, botar la expectativa ajena y salir a danzar tu música son tu única misión. Este mundo requiere que tu mundo y mi mundo sean tan completamente genuinos y creativos que la proyección sea amada y no juzgada. Cuando mires hacia afuera y veas dolor, recordar que es nuestro interior mostrándose allí afuera. La proyección del Colectivo humano transmite dolor y la película la hemos montado nosotros. Las memorias de dolor son muy fuertes, desarraigos, éxodos, abusos, secretos, miserias, guerras, abandonos, violaciones, robos, mentiras, estafas… Y la lista sigue; resulta imposible creer que estos condimentos pueden ofrecernos un exquisito manjar. No vamos a negar, ni rechazar. No vamos a juzgar dado que fue lo que debió ser para que hoy seamos quienes somos. Sí, vamos a decidir! Hagamos un acuerdo de almas y decidamos vaciarnos de las huellas del colectivo humano, reconociendo, que somos mucho más que simples seres en estado de supervivencia, hoy, nos sabemos capaces de crear realidad, desarrollando nuestro valor con la capacidad de sostenernos en nuestras emociones y pensamientos, en pos de la verdad del Ser.

Quedarnos en el reclamo, en la espera de que alguien cambie algo o que me den fuera lo que no he logrado dentro, es quedarnos niños escondidos en un saco de adulto. Deseo que comprendas, que el temor no es por algo que sucede ahora, se ha grabado en nosotros en la experiencia del parto, (ser yo aquí), me provoco dolor y separación y ahora, cada vez que pienso en ir tras mi propia individualidad se activa el temor a quedar solo y que duela.

El hogar es el Todo, y así como una gota de mar contiene todo de éste, en el útero vos contenías todo de la vida, y ahora te acompaño a recordar, que así también sigue siendo hoy. Somos una suma maravillosa de todo y del todo, indivisible y únicos a la vez. Así, como una bella melodía es la suma de todas las notas, cada una sonando en su esplendor que al sumarse a la siguiente crean la música que las contiene, nosotros somos iguales. Sé tú nota musical, no deformes tu voz, ocúpate de vibrar en tu sintonía y en esa frecuencia vivirás experiencias afines a ti. Somos el regalo. Somos la música, el arte, la verdad y el amor. ¡Somos todo en potencia y manifestarlo en la realidad es la Re-Evolución!

¡Feliz alumbre, feliz nacimiento, feliz vida y feliz mundo!! Si así lo decides HOY.

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Ciudad de Bolívar - Provincia de Buenos Aires - Argentina - Año 2014

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